Francisco pide que 2021 “sea un año de solidaridad fraternal y de paz para todos, un año lleno de confianza y esperanza”

La ciática no ha impedido que el papa Francisco pueda presidir la oración del Ángelus de este 1 de enero, solemnidad de Santa María, madre de Dios, y Jornada Mundial de la Paz. Desde la Biblioteca del Palacio Apostolico ha tomado el relevo del cardenal Re que presidió las vísperas del 31 de diciembre y del cardenal Parolin que presidió la primera misa del año. Francisco ha mostrado su mejoría haciendo varios movimientos, por ejemplo, para contemplar el belén de la sala.



En su intervención tras la oración mariana, el pontífice agradeció las felicitaciones del presidente de la República Italiana, Sergio Matarella, en su discurso de fin de año y tantos otros mensajes que ha recibido. Ha alabado las iniciativas de oración en torno a la Jornada Mundial de la Paz, según las restricciones marcadas por la pandemia. Ha lamentado el aumento de la violencia en Yemen, pensando en las víctimas como los niños, ha deseado “la vuelta de la paz a esta martirizada población”. Ha rezado por Moses Chikwe, obispo auxiliar de la archidiócesis de Owerri en Nigeria, secuestrado junto a su chofer por un grupo armado.

Un año para la fraternidad

En su primer ángelus del año, el papa Francisco señaló que “reanudamos nuestro viaje por los caminos del tiempo, confiando nuestra angustia y tormento a ella que puede hacer todas las cosas”. “La mirada tranquilizadora y consoladora de la Santísima Virgen es un estímulo para que este tiempo, que nos ha dado el Señor, lo dediquemos a nuestro crecimiento humano y espiritual, que sea un tiempo para limar los odios y las divisiones, que sea un tiempo para sentirnos más hermanos y hermanas, que sea un tiempo para construir y no para destruir, cuidando los unos de los otros y de la creación”, deseó.

Destacando el lema, “La cultura del cuidado como camino hacia la paz”, de la Jornada Mundial de la Paz, Francisco lamentó “los dolorosos acontecimientos que han marcado el camino de la humanidad en el último año, especialmente la pandemia, nos enseñan lo necesario que es interesarse por los problemas de los demás y compartir sus preocupaciones”. “Esta actitud es el camino que conduce a la paz, porque favorece la construcción de una sociedad basada en relaciones fraternas. Cada uno de nosotros, hombres y mujeres de nuestro tiempo, está llamado a traer la paz todos los días y en todos los ámbitos de la vida, extendiendo una mano a un hermano o hermana que necesita una palabra de consuelo, un gesto de ternura, una mano amiga de solidaridad”, invitó. Para el Papa, recalcó, “construir la paz es una tarea que nos pide Dios”.

La cultura del cuidado

“La paz puede construirse si empezamos a estar en paz con nosotros mismos y con los que nos rodean, eliminando los obstáculos que nos impiden atender a los necesitados y a los pobres”, reclamó. El Papa propuso “desarrollar una mentalidad y una cultura del ‘cuidado’, para vencer la indiferencia, el descarte y la rivalidad que desgraciadamente prevalecen. La paz no es sólo la ausencia de guerra, sino una vida rica en significado, planeada y vivida en la realización personal y el compartir fraternal con los demás”. “La paz de laboratorio no existe, existe en la vida”, reforzó.

También recordó que “la paz es ante todo un don de Dios; debe ser implorada con una oración incesante, sostenida por un diálogo paciente y respetuoso, construido a través de una cooperación abierta a la verdad y a la justicia y siempre atenta a las aspiraciones legítimas de las personas y de los pueblos”. “Mi esperanza es que la paz reine en los corazones y las familias de las personas; en los lugares de trabajo y de ocio; en las comunidades y las naciones”, concluyó.

El pontífice ha expresado, además, sin “buenos deseos de un feliz y pacífico 2021”. “Que sea un año de solidaridad fraternal y de paz para todos; un año lleno de confianza y esperanza”, señaló.

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