Ottmar Dillenburg.Praeses General de la Obra Kolping Internacional (O.K.I.)

PRAESES-Dillenburg,_Ottmar,_GP_Kolping,_2014-03-08_(Foto_Sp)

 

“El proceso de paz, un camino de perdón”

En Roma, el 27 de octubre del 2011, veinte años después de la beatificación de Adolfo Kolping, el padre Ottmar recibió con sorpresa su elección como el noveno sucesor del aquel sacerdote alemán considerado como uno de los precursores de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI).  El papa León XIII promulgó el 15 de mayo de 1891 la famosa encíclica Rerum Novarum sobre el mundo del trabajo, con ideas que Kolping, quien fuera zapatero en su juventud,  había puesto en marcha 40 años atrás. Desde entonces, han transcurrido 125 años y más de 12 documentos se han ocupado de la cuestión social, hasta llegar a la reciente Laudato si’.

El servicio de monseñor Ottmar se inscribe en esa tradición que compromete la acción eclesial en la transformación de la sociedad. Quien preside la Obra da continuidad a la experiencia de misericordia que Adolfo Kolping encarnó al fundar un hospicio para jóvenes artesanos. Eran los tiempos de la revolución industrial. Los artesanos pasaban de ser aprendices en el seno de un hogar a ser proletarios oprimidos. De esa misma problemática, por la misma época y en la misma ciudad, Carlos Marx y Federico Engels forjaron sus teorías. Kolping respondió con la sensibilidad del Evangelio brindando un ambiente de familia en el que los jóvenes maduraran su fe y la integraran a la capacitación laboral, la formación para el matrimonio, los temas políticos y la sana recreación. Todo con seriedad y, a la vez, con mucha alegría. De ahí surgen los rasgos que promueve monseñor Ottmar en 61 países del mundo en los que grupos de personas de diversos hogares se unen para conformar “Familias Kolping” y ser fermento de una nueva civilización. Tal vez por eso la imagen de las Familias Kolping en la India lo han marcado profundamente: en un contexto de miseria y siendo una minoría religiosa, ellas dan valiente testimonio de amor cristiano.

¿Cuál ha sido su principal aprendizaje como Asesor Eclesiástico de la O.K.I.?

He conocido culturas diferentes. Lo más fascinante es que en un mundo único, en una sola iglesia hay distintas maneras de ser cristiano. Esa gran diversidad eclesial también aplica para el mundo Kolping.

¿A qué conclusión llegaron en el más reciente encuentro latinoamericano de Praeses de la Obra Kolping?

Hemos mirado la situación pastoral y los desafíos para nuestra labor. Tenemos que identificar las necesidades en cada país y reaccionar como asociación social de la Iglesia con la tarea común de aportar para que las personas alcancen el buen vivir que merecen tener.

Desde su óptica, ¿en qué aspecto la Iglesia Católica debe concentrar sus esfuerzos?

Estoy convencido de que si logramos poner en el centro a la persona  y dar respuesta a sus necesidades vamos a hacer lo que justamente hizo Jesús, quien se acercó a los marginados para reincorporarlos a la sociedad. Una iglesia que logre hacer esto no puede estar equivocada.

¿Qué espera de la Obra Kolping de Colombia?

Que recuerden los fundamentos de Kolping, se preocupen por los jóvenes y les ayuden en sus necesidades, y no olviden a las personas marginalizadas.

Ud. viene de un país que padeció la guerra pero también ha vivido la reconciliación. ¿Qué mensaje nos puede dejar a los colombianos?

El proceso de paz es también un camino de perdón. Será muy largo y posiblemente habrá momentos de retroceso y desilusión pero vale la pena recorrerlo. Nosotros en Alemania lo hemos vivido y ya no podemos imaginarnos a nuestro vecino como enemigo. Hay discusiones políticas pero los enemigos se convirtieron en amigos. No fue de un día a otro. Mi esperanza es, y así voy a rezar por ustedes, que este camino largo conduzca a la paz.

DICTO SENTENCIA

  • “Quien tiene valor, transmite valor” (Adolfo Kolping).
  • “La Iglesia debe poner en el centro a la persona. Se requieren leyes para que el Estado y la Iglesia puedan actuar, pero estas leyes no pueden imponerse sobre las necesidades de los seres humanos”.
  • “Quien desee ganarse a los hombres debe dar en prenda su corazón” (Adolfo Kolping) pues “Sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos” (Antoine de Saint Exupery, El Principito).

ALIRIO CÁCERES

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