Hace unos meses, acompañando a monseñor Jordi Bertomeu en una visita de inspección a San Bartolo, tuve la ocasión de profundizar en mi experiencia en el Sodalicio. Llevo años intentando exorcizar tantos miedos e inquietudes que como víctima aún hoy arrastro.
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Ante uno de los centros de ‘formación’ de aquel funesto balneario me dijo: “Renzo, lo peor del formateo que os hicieron fue haceros creer que podías domesticar a Dios con vuestros actos de piedad. A Dios solo le robamos el corazón con nuestra generosidad y caridad. Lo de Figari, entre otras cosas, era una mala copia de la herejía gnóstica’’.
Las rodillas
Esta afirmación me ha venido en mente cuando he leído la ‘Carta abierta a Jordi Bertomeu’ en La Abeja de Luciano Revoredo: “Menos derecho canónico y más rodillas”. Por lo visto, el cristianismo reside en “las rodillas”.
Mientras hubiera “rodillas sobre un reclinatorio”, no importaba que hubiera genitales (o “jamones’’, como diría el Cipriani tan de moda en estos días) de menores tocados indecentemente. Tampoco importaba que hubiera mentes controladas o manipuladas con total impunidad y que muchos de nosotros fuéramos tratados con pastillas por falsos psiquiatras ante cualquier episodio de ansiedad o depresión.
Hubo “brazos quemados” con cera líquida. También hubo “requemadas” bajo el sol extenuante de San Bartolo o “estómagos destrozados” por absurdas dietas impuestas por victimarios sádicos. Por no hablar de “piernas rotas”, con cojeras crónicas, por órdenes absurdas de superiores que no se equivocaban pues eran, según Alejandro Bernudez, ‘’la voz de Dios’’.
En mi caso, se trató de trastornos metabólicos que me provocan concentraciones elevadas de azúcar en la sangre de por vida. Todo ello parece no importar mientras hubiera “más rodillas”… sacrílegas.
El Sodalicio, una secta gnóstica
Me quedé con la palabra gnosticismo y he buscado para entender mejor lo que me había pasado. Para ello “google” es imprescindible.
El Papa Francisco, en “Gaudete et Exultate” n. 40 dijo que el “gnosticismo es una de las peores ideologías ya que, al mismo tiempo, exalta indebidamente el conocimiento o una determinada experiencia y considera que su propia visión de la realidad es la perfección. Es una ideología que se vuelve especialmente engañosa cuando se disfraza de espiritualidad desencarnada. Quiere domesticar el Misterio”. ¡Eureka!
Nuestros superiores sodálites tenían claro dónde estaba Dios y dónde no. La vida de piedad era pura rigidez y elucubraciones sin emociones. Desde el primer momento nos sabíamos parte de una estúpida élite guerrera contra el marxismo eclesial, presuntamecte encarnado por la teología de la liberación.
Luego he descubierto que toda aquella ‘reconciliación’ ofrecida por corazones endurecidos solo era una broma de mal gusto. Solo éramos unos juguetes rotos. Precisamente por no ser capaces de llegar al dolor de los semejantes: no podías sentir ni podías tener amistades. Menos aún con Dios.
El objetivo de nuestros rezos no era escuchar la auténtica voz de Dios. La que libera. La experiencia de rezar en el Sodalicio era para convencernos de que éramos una aristocracia eclesial que en realidad nos alejaba de los que presuntamente teníamos que ir al encuentro para salvar.
Para los que hoy acusan a Francisco de no tener un magisterio sólido, les invitaría a reflexionar sobre su provocativa denuncia del ‘’proselitismo católico’’. No sé otros, pero la gente sencilla ha encontrado en Francisco la sana doctrina que necesitaba.
El libro gnóstico ‘La escalera espiritual de San Pedro’, del sodálite Kenneth Pierce, retrata fielmente, sin pretenderlo, la falta total de fundamento espiritual de aquella locura para iniciados. Rezábamos de rodillas, sí. Con este y otros libros en las manos. Pero un robot programado para recitar oraciones vacías no lo hubiera hecho mejor que nosotros.
Una larga desprogramación
Las víctimas del Sodalicio estamos pasando por un calvario que, en algún caso, dura décadas. Fuimos abusados. Luego, con gran dificultad y sacando fuerzas aún no sé de dónde, salimos de la secta. Más tarde, intentamos entender lo incomprensible: es lo que en lenguaje psicológico se llamaría “desprogramación sectaria”.
Algunos lo han logrado escribiendo relatos que pasarán a la historia del periodismo de investigación (el último libro de Pedro Salinas, “La verdad nos hizo libres”, el anterior “Sin noticias de Dios” o el que hizo con Paola Ugaz, el ya mítico “Mitad monjes, mitad soldados”). Otros libros son puntales de la novela contemporánea peruana, como el de Martín López de Romaña (“La jaula invisible”).
El hermano de Martín, Vicente López de Romaña, se ha servido de la expresión artística. Otros, como Martin Scheuch, haciendo una labor de análisis de laboratorio en su blog “Las líneas torcidas”.
Los más, hablando horas y horas, por teléfono o en persona, con aquella poca gente que no se cansa de escucharte, que comparte tu dolor y no te hace sentir un idiota por haber perdido en esta secta gnóstica católica los mejores años de tu vida. Y casi siempre, con la imprescindible ayuda de la terapia psicológica. Sí, somos sobrevivientes.
Es muy revictimizante leer lo que publicó el blog peruano La Abeja, siempre fiel a su estilo. Cualquier lector mínimamente empático y decente puede entender el enorme esfuerzo que supone tener que atender a este tipo de literatura obscena para poder mirar a los ojos de nuestros hijos y decirles algún día: “Hice todo este esfuerzo por vosotros, para que sepáis que vuestro papá os protegerá siempre de cualquiera que pretenda dañaros”.
Más derecho canónico para unas “rodillas” sacrílegas
Confieso que mi primer impulso fue escribir sobre el último esperpento ocurrido en Lima el pasado 1 de mayo, esta vez gracias a los desubicados políticos Erasmo Reyna Alcántara y Ricardo Pinedo.
Ellos y su ‘Juventud Aprista’ no pasarán a la historia peruana por su poder de convocatoria, intentando declarar a Jordi Bertomeu ‘persona non grata’ en modo difamatorio.
Aparte de que los siete (ni uno más ni uno menos) manifestantes que se concentraron ante la Nunciatura cabían en mi closet, las víctimas de abusos estamos con la persona ‘más grata’ que en años ha visitado este desgraciado País, víctima de tanto sinvergüenza corrupto.
Hoy, sin embargo, necesito responder la ‘Carta Abierta a Monseñor Bertomeu’ publicada en La Abeja. Mi denuncia del gnosticismo sodálite la haré en diez puntos. Podrían ser quince o solo tres. Tanto da. Al final es siempre lo mismo. Cada vez veo más claro que es imposible razonar con un fanático:
- Se acabó la fiesta de la confusión sobre Bertomeu y su ‘’misión especial’’ junto a Mons. Scicluna. Solo un incauto o un malicioso puede creer a estos ‘’iniciados’’ en la verdadera doctrina católica y pensar que Jordi fue el diplomático Investigador, el Juez, el Prefecto de Religiosos y el Papa, convirtiéndolo así en el chivo expiatorio o pararrayos de toda la ira sodálite.
- No soy teólogo gracias a la decisión de mis superiores de no permitirme completar mis estudios para no tener el título, pero no confundamos tampoco las “mociones del Espíritu” que cualquiera pudimos experimentar con el “carisma fundacional” que nunca tuvo el gurú abusador Figari.
- A los que presentándose como “simples feligreses” pero, en realidad, soberbios más papistas que el llorado Papa difunto, les recordaría que la conclusión sobre la falta de carisma en Figari no se basó en el número de testimonios sino en el discernimiento de Francisco.
- La parroquia ‘’sodálite’’ de Camacho es una parroquia de la arquidiócesis de Lima. Quizás se creyó en algún momento una elitista “iglesia paralela”, con una “espiritualidad propia y especial”, pero Francisco dijo que no era así. A menos que cometan un cisma allí, que todo es posible, sus fieles tendrían que reflexionar sobre las cariñosas palabras que les dirigió Jordi Bertomeu cuando los visitó y compararlas con las pronunciadas recientemente por su párroco Chaly Rivva. Me atrevo a decir que éste no acabará bien en Lima, tras su harakiri en público.
- Hay gente que siente inflamado su corazón en espiritualidades desencarnadas. A otros se nos inflama el hígado de bilis por las estupideces que nos toca tragar por parte de gente que se dice cristiana. Lo que nunca he entendido es qué hacen algunos en la iglesia católica, con la de sectas evangélicas que abundan en Latinoamérica.
- Lo ocurrido con el Sodalicio esta muy lejos de ser una “destrucción”. Es una “supresión’’ canónica querida por el Papa por el bien de las personas afectadas y para evitar que esta secta católica dañe a generaciones futuras. Se hizo según el derecho canónico, insisto, para tutelar a los más débiles, a los más vulnerables, a nosotros, las víctimas. Tenemos cara y ojos. Desde hace un tiempo pensamos que su fundación tuvo incluso algo de diabólico: lo dejo ahí para la reflexión de todos.
- Una víctima nunca pide en primer lugar reparación económica. Pedimos justicia. No es mucho pedir. Hay tesis doctorales, como la que defendió hace pocos meses Edwin Scheuch en la universidad del Opus en Roma, la Santa Croce, después de haber sido expulsado del Sodalicio por abusador, que parecen colgar una tarifa a las víctimas de acuerdo al diámetro del hoyo generado en sus vidas.
- Lo voy a decir aquí públicamente, en especial a mi querido suegro Gonzalo: intentaré transmitirles a mis hijos la poca fe que me quedó tras el paso por el Sodalicio. Pero será la fe en el Dios de Jesús de Nazaret, el que me habla de misericordia y perdón. No en el Dios sádico que dejaría víctimas colaterales, hijos, por el camino para lograr un “fin bueno”.
- Hincarse de rodillas es bueno. Es reconocer que solo Dios es el Señor. Nadie más. Ni Figari ni su ideología destructiva. Dios es un padre que no se deja manipular. Siempre es un misterio de amor, precisamente el que no veo en el testimonio de aquella señora que con sus “rodillas” no deja entrar a Dios en su corazón. Dios, en su omnipotencia, es incapaz de entrar en aquellos corazones diabólicamente fanatizados. Y lo que es peor, esto no parece importar a buena parte de la jerarquía eclesial.
- Finalmente, como diría un hermano ‘’grado supersectario’’ (de aquellos que desde en su ‘’hoyenlaIglesia’’ dicen que ‘’van a morir sodálites’’), excitado solo con la idea de ver a Trump sentado en la Sede de Pedro, que tengas un buen día!