Tribuna

León XIV, un instrumento de Dios para el mundo de hoy

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Desde que el 8 de mayo fue elegido el nuevo papa, no dejan de aparecer artículos y noticias sobre él. Todo el mundo quiere saber quién es León XIV. “¿Tienes una foto con él?”, me pregunta mi sobrino. “En el cole no se creen que tengo una tía que le conoce, me dicen que quiero presumir”. A lo que le contesto que es normal, que ni yo misma me lo puedo creer…



Conozco al padre Robert desde el año 2003. Había sido elegido padre general de nuestra Orden y vino a visitar a nuestra comunidad en Becerril de Campos (Palencia). Recuerdo el sentimiento de gratitud que dejó en todas nosotras su paso. Simplemente, nos escuchó con atención a cada una. Escucha, acogida, sencillez, fraternidad, esperanza… Ya desde entonces, pudimos palpar en él estos rasgos. Después de este encuentro, se convirtió en nuestro valedor. Supo discernir y entender nuestra llamada de una vida contemplativa abierta a la evangelización dentro de nuestro camino agustiniano. Siempre nos apoyó.

Llegada a Perú

En el año 2015, un grupo de hermanas llegamos a Perú para llevar allí nuestra vida. Unos meses antes había sido elegido Prevost obispo de Chiclayo. Desde nuestros comienzos en estas tierras, él estuvo cerca; realmente, ha sido para nosotras un hermano. Fraternidad y discreción, cercanía y respeto, son nuevas características que vamos descubriendo en él. Atento a nuestras necesidades, pero siempre sin hacerse notar…

En estos años pude conocerle más y más: encuentros, conversaciones, celebraciones y, también, dificultades compartidas. Sí, abrazó nuestras alegrías y compartió nuestro dolor. Para mí se convirtió en la persona de confianza con la que podía contar. Su presencia en mi vida fue descanso, consuelo. Tengo tanta gratitud por todo, por tanto.

Misión en Roma

Recuerdo una de las últimas conversaciones antes de viajar él a Roma en 2023. Me decía que él era misionero y que estaba bien en Chiclayo. Pero el Papa le quería ahí y tenía que buscar la forma de vivir la misión en el Vaticano, de servir a Dios allí y anunciar el Evangelio.

Agustinas de la Conversión con Prevost

Agustinas de la Conversión con Prevost

La última vez que le vi fue en agosto de 2024. Volvió a Perú para estar en el 60º aniversario del Vicariato de Chulucanas. Pudimos quedar y seguir compartiendo. Era la primera vez que me encontraba con él siendo ya cardenal. Palpé en este encuentro, una vez más, su humildad y sencillez.

Podría ser “el elegido”

Cuando hace apenas unos días se empezó a hablar del cónclave, él aparecía discretamente en algunas listas. Me impresionaba mucho leer cosas sobre él. Algunos comentarios me incomodaban, no respondían a su persona. Pero recuerdo un artículo que leí unos días antes: le reconocí en la manera de describirle, pero también me hizo tomar conciencia de que podría ser “el elegido”. Y me estremecí.

Quise enviarle este artículo acompañado de unas palabras en las que le decía que nuestra Iglesia hoy necesitaba un papa de comunión, que buscase la unidad, que derribase muros y crease puentes, que trabajase por la paz y la justicia. Le puse en un mensaje que rezaba por él. A lo que me contestó sencillamente: “Gracias por las oraciones. Todo está en las manos de Dios”. Recibí este mensaje el martes antes de iniciarse el cónclave. Me sentía inquieta por todo y llamada a orar continuamente.

Lloré en silencio

El 8 de mayo, cuando llegó la fumata blanca y todas las hermanas nos reunimos para acoger al nuevo Papa, al conocer su nombre y darnos cuenta que era nuestro querido hermano, la comunidad estalló de alegría, saltaba de gozo… En un rincón de esta habitación estaba yo, llorando en silencio y sin poder reaccionar por la noticia. Todavía estoy sobrecogida y no termino de creerlo. Alguien tan cercano, ¿papa? No salgo de mi asombro. Y solo puedo orar y agradecer, pero convencida que León XIV es un instrumento de Dios para los tiempos de hoy. ¡Madre del Buen Consejo, ruega por él!