Tribuna

La cincuentena pascual: Jesús el crucificado es el resucitado “viviente” en la Iglesia hoy

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En estos días, reflexionando sobre el significado de la pascua, como el paso de muerte a la resurrección y el sentido de la cruz, como signo de victoria, no de derrota o fracaso; nos debe invitar a encontrarnos con el sentido profundo del resucitado-viviente hoy.



Fuente de inspiración en nuestra Iglesia

Esto implica, vivir en una sintonía, para darle un sentido profundo a la cruz, como paso necesario hacia el triunfo del resucitado, sobre la muerte y sobre el pecado. Estas breves frases quieren invitar a profundizar sobre la riqueza espiritual del amor a la cruz y su significado para inspirar escritos profundamente espirituales.

Quiero resaltar la importancia de la cruz en la vida de muchos santos, que han entendido su importancia a lo largo de historia en la riqueza espiritual de la Iglesia. Francisco, el gran fundador de una orden inspiro a muchas personas en el mundo católico hasta el día de hoy.

San Juan Eudes y otros santos han aportado en el gran significado de la vida cristiana, no tanto como una obra de arte, sino como una fuente de inspiración divina para contemplar a un Jesús vivo en cada uno de nosotros que somos su Iglesia, que nos inspira a todos nosotros hoy.

¿Cuál fue la obsesión de Francisco?

En un contexto de Europa medieval, abundaban las pinturas, los iconos y las tallas de todos los tamaños y formas del crucificado, incluso hasta el día de hoy en muchas parroquias tenemos al crucificado exaltado como punto de encuentro.

Francisco desde el año 1205 tuvo un encuentro personal con Jesús crucificado en san Damián, sobre la puerta leyó: “Domus mea” (mi casa). Al entrar vio un crucifijo -que hoy se conserva en la basílica de santa Clara de Asís- conservado en medio del deteriorado del templo, que le hablo en forma tierna y dulce: “Francisco, ¿No ves que mi casa de derrumba? Anda pues, y repárala. (Spoto, Donald, Francisco de Asís, el santo que quiso ser hombre, ed Vergara, Bogotá, pág. 77-78).

Ante las ruinas del templo cualquier persona entendería que debía repararla, hasta que en un tiempo posterior comprendió que su misión era lo que veía el rostro de Cristo en las facciones desfiguradas de leprosos marginados; los torturados cuerpos que lavaba y confortaba de rodillas eran uno solo, el señor herido.

Jesus IA

¿Cuál es la profesión de fe más antigua de la Palabra de Dios?

San Pablo en la 1 carta a los Corintios 15, 3-5, nos transmite la profesión de fe más antigua, a saber:

  1.  Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras;
  2. Que fue sepultado;
  3. Que resucitó al tercer día, según las Escrituras;
  4. Que se apareció a Pedro y después a los Doce.

“Si Cristo no fue resucitado de los muertos, nuestra predicación ya no contiene ni queda nada”.  (1 Corintios 15, 14). Otras traducciones dicen: “en vana sería nuestra fe”.

El anuncio es claro, el que había muerto en la cruz está vivo, ha resucitado. Lucas nos dice: “…no busquen entre los muertos al que está vivo…”(24,5). CRISTO ESTÁ VIVO. Es el viviente, porque no se ha ido, sigue presente en la vida de la Iglesia. La Iglesia es fiel a la comprensión post-pascual de la fe vivida y celebrada en la cincuentena pascual.

El significado de la cincuentena pascual, el paso de la muerte a la resurrección

En los cuatro Evangelios, posterior a los relatos de la pasión encontramos los relatos de la Resurrección, son la conclusión de la vida pública de Jesús.

En el acompañamiento pastoral que hacemos a nuestros movimientos eclesiales: RCC (Renovación Carismática Católica), Emaús, JME (Juventud Misionera Eudista); en este tiempo de la cincuentena pascual, hemos tenido la experiencia y el sinsabor de quedarnos mirando a un Jesús crucificado e incluso a Jesús muerto, derrotado, fracasado en la cruz, que no trasciende o que no lo hemos comprendido como el Cristo-resucitado en la Iglesia.

Tenemos ciertas resistencias en la comprensión de la fe, nos quedamos erróneamente viendo el sepulcro vacío, viendo al ausente y no al presente-viviente en nuestra historia.

El papel de la mujer en la pascua: María de Magdala

María de Magdala tiene una gran misión, ser anunciadora del resucitado, llevar el mensaje pascual a los apóstoles, ella estuvo firme junto y al pie de la cruz, acompañó a Jesús en la pasión, en el dolor, en la muerte. Santo Tomás de Aquino, se atrevió a decir que es la apóstol de los apóstoles. (Gnilka, Joachim, Jesús de Nazareth, Ed. Herder, Barcelona, 1995, p. 390).

Hablando con una señora de nuestra comunidad, me decía que ha leído los diferentes artículos en VIDA NUEVA, que le gustaría que profundizáramos más sobre el papel de la mujer en la Iglesia hoy.

Sé que la mujer como María de Magdala es tan importante como cualquier mujer en la Iglesia desde sus inicios, si ella es la apóstol de los apóstoles, en la misma línea que defendió el papa Francisco, al expresarnos en su momento, como la Iglesia, ella es femenina, no masculina: “La iglesia es mujer, no es varón.

La Iglesia es mujer porque es esposa de Cristo” (Francisco, esperanza, la autobiografía, Plaza & Janes, 2025, Bogotá, Pág. 200).

El encuentro de Pablo con el viviente

Encontramos en los Hechos y las cartas paulinas: “Saulo cayó al suelo y oyó una voz que le decía: “Saulo, Saulo, porque me persigues”…”¿Quién eres, Señor?”.

La voz le contestó: “Yo soy Jesús el mismo que estás persiguiendo” (Hech 9,5-5)”. “Yo mismo fui alcanzado por Cristo-Jesús” (Flp 3, 12).

¿Qué le pasó a Pablo en el camino de Damasco?

Metafóricamente, el Señor lo tumbo del caballo, esto es, paso por una lucha espiritual, al derribarlo, se cae su edificio construido sobre la escuela judía de Gamaliel, se cae su odio ante los cristianos, Jesús resucitado rompe todo sus esquemas judíos, transforma ese odio en un tierno amor, pasa de ser perseguidor a ser un fervoroso apóstol.

Esta sería una clave de lectura hoy, para que nosotros podamos dar el paso de nuestras luchas hacía la liberación y adhesión a la vida de Jesús.

Reiteradas veces aparece el anuncio en los evangelios: “…hemos visto al Señor” (Jn 20,18.25; Lc 24,34). Por eso, en nuestras comunidades debemos constatar y anunciar que Jesús está vivo.

La vida cristiana una continuación de los misterios de Jesús

La meditación de los estados y misterios de Jesús, son el mensaje nuclear para meditar sobre la historia misma de Jesús y la historia vivida en nuestro presente, como una continuidad de la vida de Jesús en la nuestra, no podemos separar la vida de Jesús con su muerte en la cruz y la resurrección que trasciende la misma historia de todos los seres humanos.

Por eso, “todas nuestras acciones, deben ser continuación de las acciones de Jesús, debemos ser otros tanto Jesús en la tierra, para continuar su vida y sus obras, y para hacer y sufrir todo lo que hacemos” (san Juan Eudes, OC, 1905, I, 166).

¿Qué sentido tiene la cincuentena pascual?

El punto central es la resurrección, que es determinante para nuestra fe y da sentido a todas las personas que creemos en Él.

Las primeras comunidades anunciaron al viviente, no se quedaron en la cruz, porque ven una nueva perspectiva de participación y compromiso en las comunidades de fe. La comunidad espera la venida del Espíritu santo prometido por Jesús: Pentecostés.

Pentecostés

Se acerca una de las celebraciones centrales, después de la vigilia pascual del sábado santo, dónde renovaremos la presencia del Espíritu que baja y se posa como lenguas de fuego, en el cenáculo, junto con María. Así mismo, hoy sentimos con más fuerza su unción, su fuerza, su poder y su gloria en las comunidades y en la Iglesia.  


Por Wilson Javier Sossa López. Sacerdote eudista del Minuto de Dios