Tribuna

La abuela, la nieta, la Iglesia y ¿Dios?

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Hace unos días volvía a oír el tópico de que tenemos respuestas a preguntas que nadie se hace. Y se avanzaba diciendo que el problema es que no hay preguntas, que hay que provocarlas. Pero en uno de los últimos encuentros humanos en los que he participado y en los que estaba invitado como acompañante de jóvenes a los que me une el participar en sus proyectos de vida y sus procesos personales, he tenido alguna experiencia que me hacen dudar del aserto y de su desarrollo, me llevan más bien a afirmar que “hay preguntas y que faltan respuestas”, preguntas que obviamos y que nos queremos llevar al centro de nuestra casa, de nuestra comunidad, de nuestra iglesia.



Se trataba de la celebración de un cumpleaños. Treinta cumplía la joven Olga, actualmente presidenta del consejo de la Juventud de Extremadura. Le acompañaba su pareja Ismael, perteneciente al movimiento de la Juventud Estudiante Católica y participante en el grupo de economistas de Francisco de Asís a nivel mundial. Le acompañaban, además, sus familiares más directos y algunos amigos muy cercanos. Tuvieron la delicadeza de desear que les acompañara como un familiar más y que me conocieran sus seres más queridos, lo hice con gusto, pronto celebrarán su matrimonio.

Era un grupo muy plural, también en modelo de familia. Allí estaban Esther y Silvia, hermanas de Olga, una casada con un joven y padres de dos hijos y la otra casada con una mujer y también madres de dos hijos. Silvia es la presidenta de la asociación Triángulo de Extremadura. Allí todo se vivía con una normalidad absoluta, así lo sentían y gozaban sus abuelas, mujeres de noventa años, Juana y Paquita, sus padres, tíos y primos, amigos muy cercanos.

Fue un gusto irlos conociendo y sintiendo cada una de sus situaciones y parentescos, ellos también se abrieron con gozo a saber de mí y mis cosas. No tardó la conversación en llegar al tema que se hizo centro durante bastante tiempo: la religión, la fe cristiana, Dios, Jesucristo, las parejas, las familias… y la Iglesia. Cada uno expresaba con libertad su modo de entender y ver la situación y sus estados emocionales respecto a los temas en cuestión.

Preguntas sin respuesta

Fue en ese contexto cuando Paquita me dirigió con cariño una pregunta que ella se hacía y que no podía responderse: “Yo me siento cristiana, religiosa, cercana a Dios y a la Iglesia, mi hija y su esposo han sido muy cercanos de la parroquia, de los sacerdotes del pueblo, han sido como hermanos de ellos. Mis nietas se han educado como cristianas, han crecido en la comunidad. La más cercana ha sido Silvia, la que más ha vivido su fe y sus creencias. Y como se enamoró de otra mujer, la Iglesia le cerró las puertas y no quiso celebrar su amor, bendecirlo. No lo puedo comprender: ¿usted me lo puede explicar?

Silvia había expresado en conversación que ella se consideraba religiosa y creyente, abierta a un Dios que no le excluye, sino que la quiere de verdad, como ella es y siente en una opción verdadera desde su mayor coherencia y transparencia. Pero ella se ha sentido rechazada por la institución, en nombre de ese Dios, se ha sentido “maldecida y no ha querido que sus hijos pudieran sentirse maldecidos”, por eso se ha alejado e incluso ha sentido el deseo de “desapuntarse” de una institución que le cierra las puertas a su amor y a la fecundidad del mismo, en sus hijos.

Rubén, que es joven de otra familia, me comenta que no puede creer que Dios, el Jesús de Nazaret rechace a las personas que aman de verdad en el modo que sea, que se entregan y dan su vida por otra persona, que fundan una familia fundamentada en el cuidado y la ternura, con la mayor sinceridad y buena educación.
Olga, que quiere celebrar matrimonio con Ismael, expresa con dolor que ella no puede celebrar su matrimonio, donde es rechazada su hermana y no tienen cabida sus sobrinos, por ser hijos de un amor que no considera lícito la institución. Ella no puede comulgar con ese planteamiento, aunque le atrae Jesús de Nazaret y le gustaría vivir el verdadero sentido de la comunidad cristiana, del acompañamiento como decimos en la JEC, que ella no ha tenido.

Le gustaría que la Palabra de Dios estuviera presente en su celebración, que pretende ser abierta y plural, de inclusión y de amor total sin excepción alguna. Ismael le gustaría que su celebración fuera sacramental, pero entiende la postura de Olga y no fuerza la situación, sin considerarse en ningún momento fuera de la comunidad cristiana en verdad, viviendo lazos muy fuertes de vinculación creyente y evangelizadora en su vida.

Seguir buscando la respuesta

En general, bastantes de los que compartían esa celebración de vida, de cumpleaños, iban manifestando su apertura y relación a lo fundamental de la fe, del evangelio, pero su dificultad para entender una institución que consideran con un doblaje moral: se refieren al evento de la canción en la catedral de Toledo y la purificación de la misma, de la pederastia, de la connivencia con la riqueza y los abusos de poder, de la estructura que sostiene la jerarquía y los modos de vivirla, de la consideración de la mujer en su seno, y al mismo tiempo, relatan las grandezas de las personas que viven con sencillez su fe, que dan su vida y se comprometen de verdad en favor de los hermanos, que creen y encarnan la verdad del evangelio, de lo comunitario y verdadero… hasta ven bondad en lo que expresa una buena procesión de semana santa cuando se hace desde dentro y con verdaderos sentimientos religiosos.

Van pasando las horas, la abuela Juana me dice muchas cosas alegres e irónicas con buen corazón, de la humanidad y la carnalidad de todos, incluidos los curas y las monjas, pues ella ha vivido frente al colegio de las monjas y muy cercana a los curas. Nos reímos los dos. Va pasando el día. Y Paquita, que tiene que volver ya a su residencia de mayores en un coche especial adaptado para su silla de ruedas, antes de despedirse, me vuelve a lanzar la pregunta con mucho cariño y sencillez: “Don Pepe, no se olvide de esa pregunta que me acompaña hace muchos años… ¿por qué la Iglesia no le abrió las puertas al amor de mi nieta, a su pareja, a sus hijos, si ellos tienen su fe y viven lo que Dios les ha dado con tanto amor y generosidad, si nosotros su familia también hemos sido muy cercanos a la iglesia y a los sacerdotes?

Yo me vine con la pregunta… para seguir buscando la respuesta como lo está haciendo esta abuela nonagenaria. Algunos preguntaban que qué era lo más verdadero de la iglesia y del evangelio, lo más importante.

Por eso yo, al oír en el encuentro de la formación del clero, que tenemos las respuestas pero que las gentes no se hacen las preguntas, no me convencía mucho. Hay muchas personas que sí tienen preguntas para nosotros, tanto dentro como fuera de la iglesia, sin que esté muy claro de lo de dentro y lo de fuera. Le pedí a Silvia que colaborara conmigo en la encuesta presinodal que se está haciendo sobre la sinodalidad y ella me respondió que lo haría con gusto. Puede ser interesante que escuchemos a esta representante de Triángulo en Extremadura, que provoca preguntas en el corazón de su abuela que es tan de la Iglesia. Entre tanto, me ha llegado la publicación de Cáritas para Adviento y Navidad, de la que soy coautor, y me encanta el título: “Tejiendo redes para una casa común”.