Tribuna

El mejor regalo es el Espíritu Santo

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“Entonces Pedro les dijo: «Arrepiéntanse y sean bautizados cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados, y recibirán el don del Espíritu Santo” (Hechos 2,38)

Quiero, expresar en este escrito una breve reflexión sobre los regalos que parecen “inútiles”, en el fondo puedo decir que no existe nada que “sobre” o sea “inútil”. Puede ser que algo no te sirva ahora, así como una experiencia o una vivencia cercana, pero con el tiempo puedes descubrir que eso mismo te ayudo a salir adelante y ser mejor persona.



Hasta las personas más difíciles con que nos hemos encontrado, nos han ayudado a ser mejores y dar lo mejor de nosotros. En nuestra comunidad hablamos coloquialmente de personas difíciles o personas complejas, porque como todos tenemos algo que mejorar en la comunidad.

El Señor nos hace mejores

En el contexto del Antiguo Testamento, tenemos varias citas en que se usan en el contexto bíblico, muchas veces encontramos analogías e incluso se compara el oro con nosotros, su pueblo y el fuego con la historia de vida que vamos entretejiendo, como lo cita un texto: “El oro se purifica con fuego, y nosotros, con el sufrimiento” (Eclesiástico 2,7), se refiere a nosotros su pueblo, que en la misma vida pasamos por momentos adversos y difíciles que nos van ayudando a pulir y brillar con luz propia, esa es la esencia de la verdadera espiritualidad.

Manos Corazon

Saldremos victoriosos

Dios es nuestra victoria en todo y Él nos moldea y nos purifica a nosotros somos a esa piedra: “He aquí te he purificado, y no como a plata; te he escogido en horno de aflicción” (Isaías 48, 10). Esto es lo que hace Dios con cada uno de nosotros, pero su trabajo no ha terminado aún, no somos personas perfectas, somos perfectibles, porque estamos perfeccionando en nuestra vida la obra de Dios.

Pero nuestra fe está intacta en el mejor refinador, nuestra vida tiene sentido cuando nos dejamos formar por el Señor. Las diferentes experiencias, nos ayudan a exigirnos cada día más, no podemos ser conformistas, a veces pienso en los escritos, retomo algunas ideas que he escrito en el pasado, vuelvo a retomar alguna idea central, la contextualizo con el presente.

Me doy cuenta que cuando escribo, esa fuente de inspiración brota y quiero mejorar lo pasado, pero en el fondo siento que tenemos en el corazón un deseo profundo de perfección, eso es lo que no nos permite ser conformistas con lo que escribimos y contamos historias, anécdotas, noticias, autores, libros, algo que nos hace “eco”, que retumba, porque escribir, es un camino de ser mejores y expresar nuestras ideas.

Regalos “inútiles”

A veces, pensamos que las personas nos dan regalos “inútiles”, por ejemplo, a un amigo le regalaron unas cobijas para el frío, me dijo: “Me han dado un regalo “Inútil”, al poco tiempo lo trasladaron a un lugar frío. Las cobijas dejaron de ser inútiles y se convirtieron en un gran regalo. ¿Por qué dejó de ser inútil el regalo? Porque nosotros no valoramos lo que nos regalan o porque no pensamos que luego lo vamos a necesitar.

Recuerdo que a una anécdota que nos contó un formador, que a una persona le regalaron unos guantes que eran “inútiles”, que los llevo en su equipaje y cuando los necesito los saco y los dedos no le entraban, porque en cada lugar tenía un fajo de billetes, que un regalo “inútil”, le llevo a otro regalo, se sorprendió porque un regalo le llevo a otro regalo, pienso que así pasa con nuestra vida, algo así como la película: “cadena de favores”, creo que esta película está inspirada en el amor desinteresado, que se multiplica.

La anécdota del valor de la vida

Una señora de Lebrija (Santander), en un curso me contó, que nunca había pensado en regalarse nada, porque vivía sin merecimiento, pensaba que no merecía los regalos, hasta que un día la invitaron a una peregrinación en México, a visitar la Guadalupana, ella pensó en lo que iba a gastar, luego vio la posibilidad y por fin se dio el mejor regalo de su vida, ese viaje le ayudo a valorar más su experiencia espiritual y empezar a regalarse cosas significativas en su vida.

Tres regalos fundamentales

Tenemos tres regalos fundamentales en nuestras vidas: el corazón de Jesús, el Espíritu Santo y la comunidad.

El Divino Corazón de Jesús, es el centro y la totalidad del ser humano, San Juan Eudes, cuyo anhelo y deseo es sumergir al pueblo de Dios en la profunda experiencia del amor de Dios (dar a conocer las riquezas de su corazón).

El padre Eudes dedicó en sus escritos una particular atención en mostrar el Corazón de Jesús bajo la imagen de una hoguera de amor que abrasa la vida de toda persona (una experiencia de la hoguera que se enciende y sana, purifica y limpia, restaura y nos abrasa).

Juan Eudes fue llamado: “padre, doctor y apóstol del culto litúrgico a los corazones de Jesús y de María”, según los términos de San Pío X en el día de su beatificación y que luego fueron retomados en el momento de su canonización. Sin lugar a duda, esta obra es un gran regalo para la Iglesia, es un gran tesoro que se nos ha sido confiado y que nos corresponde hacerlo fructificar para nuestro tiempo actual.

El mejor regalo es el Espíritu Santo

Vino un sacerdote Jesuita estos días de descanso, estudia biblia y vive en Nueva York, se encuentra en una inserción pastoral en el Bronx, con la comunidad latina y en una experiencia de la RCC (Renovación Carismática Católica), hablamos y me entrevistó sobre la vida del Espíritu en mi vida, comprendí que estábamos conectados por el Espíritu Santo, porque el mayor regalo es el Espíritu Santo para nuestra vida y comunidad. El mejor regalo fue haber compartido nuestras experiencias personales y comunitarias que nos han ayudado a crecer en nuestra vida.

El regalo de la comunidad

Vivimos y compartimos la vida en un momento determinado, compartimos con hermanos, nos aceptamos, nos ayudamos y a veces nos cargamos, pero lo importante es la caridad por encima de todo interés, Jesús nos libera el corazón de toda individualidad, de todo interés egoísta para abrirnos a la vida comunitaria: “Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno” (Hechos 4, 42-47ss).

Estos tres regalos hacen parte de la vida de todos nosotros como personas que hemos recibido muchos dones, la vida, la salud, la familia, existir, respirar.


Por Wilson Javier Sossa López. Sacerdote eudista del Minuto de Dios

Foto: Pixabay