Tribuna

¿Cómo cerrar ciclos abiertos en la vida? (II)

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En la primera parte del artículo: ¿cómo cerrar ciclos abiertos en la vida? comentábamos la importancia de aceptar y ser agradecidos, ahora vamos a expresar: ¿Cómo aprendemos a soltar lo que no ayuda a crecer en la vida?



A ejemplo de la virgen María, que soltó a Jesús al aceptar la voluntad del Padre, ella es fuente de inspiración en cualquier campo de nuestra vida. Ella lo perdió en el templo, lo corrigió y comprendió que tendría q pasar por otras espadas de dolor.

En la escultura de la dolorosa, que está en la Basílica de San Pedro, la Virgen recibe en sus brazos el cadáver de Jesús, lo acaban de bajar muerto de la cruz, sus heridas abiertas, su cuerpo lastimado, pero la mirada de María estaba centrada en el Padre y lo ofrece a la humanidad.

Esto quiere decir que guarda en su corazón con el silencio los momentos más complejos que atravesó como madre y sabía que tenía un fin: ofrecer y soltar a Jesús como una entrega de amor verdadero.

En fin, todos los trabajos de evangelización en nuestras parroquias y comunidades, asociados(as) eudistas, talleres, cátedras virtuales, viaje del héroe… están acompañando y sacando la cara por nosotros e incluso ayudando en la misión de manera silenciosa, pero oportuna.

Personas Lluvia

Aprender a soltar como parte de la vida

Es importante, aprender muchas veces por el sufrimiento a soltar, porque cuando las cosas son fáciles o se dan prontamente no las valoramos, cuando tenemos un umbral alto en el sufrimiento o grados de dificultad en la vida, las valoramos porque nos quedan las grandes enseñanzas.

En mi vida las pérdidas de un ser querido como mi padre me ha dejado una manera de recordarlo con gratitud, no con dolor o con amargura, porque si fuera así no habría vivido el verdadero perdón o el sentido de superar el duelo.

Este es el punto de partida de cualquier herida como el ejemplo que propuse de mi padre, sanar esa herida o cerrar ese ciclo ha sido porque acepte su partida, porque acepte que ya no está y que si marco mi vida es para seguir sus enseñanzas como un eco en mi vida presente.

Aceptar la perdida, clave para superar el duelo

Llegue a una primera conclusión, para cerrar un ciclo debes aceptar que sufres o que perdiste un ser querido que ya no volverá, o en el campo del amor que uno siente por una pareja se mide por el grado del amor que se tiene y se está comprometida, que es el eros (placer o pasional).

Pero, ¿el amor eros o pasional se acaba o se transforma? Si existe verdadero amor, primero es el amor propio, pero debe transformarse y volverse un compromiso en medio de sinsabores de la misma vida, por ende no debería dejarse de amar, porque el verdadero amor se supera en la construcción con el otro, nacimos para darnos o donarnos en un estado de vida.

Pero si la pareja se va, preguntan muchas personas, pues no sufras que también tienes amor propio, la persona que se va tiene sus razones y no podemos quedarnos derrotados, porque si se fue, deberíamos decir: Gracias Dios porque se fue esa persona que me quitaba la paz (cada uno debería hacer una lista de las cosas que roban la paz, antes de tomar las decisiones definitivas en la vida) o no me valoraba como debería ser(a veces, cuando la persona ya no está valoramos su presencia), ya vendrá otra persona que realmente me valore por lo que soy, no por lo que tengo o por el falso amor (recordemos que importante es la esencia del ser no lo superficial.

Cerrar ciclos no solo se da en el campo del amor, también se da en un trabajo, en un cambio de ciudad, en la aventura de algo nuevo. Cada uno tiene su propia vida, hasta que uno no suelte ese apego a las personas no existirá una verdadera tranquilidad.

Siempre tenemos una nueva oportunidad

Esa debería ser la frase para cerrar ciclos: tenemos nuevas oportunidades para volver a empezar en la vida, como en el  campo del amor o en la relación con Dios, siempre existe una nueva oportunidad.

O el amor que uno siente por los amigos es philía que es un amor filial, nacimos para hacer amigos y vivimos en comunidad que nos ayuda a sanar las heridas y cerrar ciclos abiertos a través del perdón. O el amor que se siente por un familiar es storge, tenemos que el amor por un familiar se caracteriza porque somos agradecidos con la misma vida, una madre que nos vio nacer, acepto el milagro de la vida y sufrió el dolor del parto por amor maternal, esa madre nunca dejará de amarnos porque el amor de una madre es para toda la vida.

Un cuarto tipo de amor, philautia, es el que uno siente por uno mismo, este amor hoy en día se está revalorando, esto es estamos volviendo a centrarnos en el amor propio, este es un punto de partida para blindarnos cada uno y no permitir que los demás nos hagan daño, porque tenemos ese amor propio que a muchos les hace falta.

El amor propio es el autoestima o la autovaloración que tenemos como personas llenas de amor. Y el quinto tipo de amor, es el ágape –al menos en su uso grecocristiano– se refiere a un tipo de amor trascendental, una forma de amor más elevada habitualmente concebida como el amor de Dios por los hombres y de los hombres por Dios, expresado en la máxima entrega de Jesús en la cruz: “Nadie tiene amor más grande que dar la vida por los hombres” (Jn 15, 17).

¿Darías la vida?

Esta pregunta gira una y otra vez en mi mente y mi corazón: ¿Sería capaz de dar la vida por los demás?. Recuerdo esos mártires que dieron su vida por el evangelio en los primeros siglos se utilizó esta  expresión así: “Tertuliano, que escribía en el año 197: “La sangre [de los mártires] es semilla de los cristianos”.

Encontramos la misma idea ya a mitad del siglo II, en el discurso de autor desconocido dirigido al pagano Diogneto: “¿No ves que [los cristianos], arrojados a las fieras con el fin de que renieguen del Señor, no se dejan vencer? ” (Cfr. Comentario sobre Daniel, II, 38).

Semillas del verbo

Estamos convencidos que esa semilla en aquellos tiempos, es la que nos permite seguir siendo lo que somos, gracias a esas “Semillas del Verbo” de la que nos hablan los padres de la Iglesia, una expresión griega que tiene sus raíces en la teología patrística del siglo II, acuñada por San Justino, para explicar la docilidad del ser humano o las semillas sembradas en cada corazón  ante la propuesta del reino de Dios y que el Concilio Vaticano II recoge y actualiza en diversos textos.

En últimas, no podemos desconocer la historia, la encarnación de Jesús en la historia y las semillas del verbo que ya estaban improntas en el corazón de cada uno para que la evangelización fuera más fácil, porque ya en el corazón existirían unas semillas del verbo que irían creciendo en la medida que se evangelice a cada ser humano y es lo que ha permitido a lo largo de la historia abrir puertas y llegar hasta los confines de la tierra.

Aprender a salir del círculo cerrado

En fin, es interesante cerrar ciclos del pasado que no hemos podido soltar es una forma de ayudarnos a salir de los círculos cerrados que a veces nos envuelven en la vida y no nos dejan avanzar. Como decía san Ambrosio, refiriéndose a su tiempo y en su contexto: “cuando ya las persecuciones exteriores habían acabado: “¡Cuántos hoy son mártires en secreto y dan testimonio al Señor Jesús!” (San Ambrosio, Comentario al Salmo 118).

Dar la vida por puro amor

Hoy no tenemos persecuciones o son de otra manera, ellos se dieron por puro amor, su verdadero valor del testimonio fue dar a Cristo o donar por entero su vida; no se puede pasar por alto que la verdadera entrega es soltar la vida, porque nadie es dueño de la misma vida, no nos pertenece, le pertenece a Jesús y su reino que vino a traernos en el ciclo terrenal centrado en el amor (“les doy un nuevo mandamiento”(Jn 13,34)) y la novedad del reino (“todo lo hago nuevo”(Ap. 21, 5)).

Cerrar ciclos es tener capacidad de Jesús: de soltar su propia vida, abandonarse en las manos del Padre y seguir adelante. ¿Qué esperas para crear algo nuevo? ¿Qué ciclo no has podido cerrar en tu vida? ¿Qué esperas para salir del ciclo cerrado? ¿A quién debes soltar hoy mismo? ¿Por qué vale la pena seguir a Jesús o incluso con esa persona que amas(sin apegos)?


Por Wilson Javier Sossa López. Sacerdote eudista del Minuto de Dios