Rafael Salomón
Comunicador católico

Una manera diferente de vivir la enfermedad


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Con fe es posible dominar la ansiedad que genera la enfermedad. Quienes tienen alguna enfermedad, empiezan a vivir con preocupación, inquietarse es la reacción más normal y natural ante lo desconocido. Así que no te preocupes si estás enfermo, vas a experimentar incertidumbre ante lo desconocido, se enfrenta un desgaste físico y emocional porque no se sabe cómo va a evolucionar nuestro cuerpo, nos invade el desasociego.



Visualizamos imágenes de lo que suponemos que sucederá y por razones psicológicas casi siempre lo pensamos en términos pesimistas. Creamos panoramas y escenarios que no son nada reales pero sí que son negativos. El 90% de las cosas por las que nos preocupamos nunca llegan a suceder y el otro 10% que sí sucede, tiene remedio.

Muchos pacientes, mientras les entregan el diagnóstico de sus estudios clínicos o mientras se llega el día de la operación, pasan horas y días perturbados y hasta inventando en sus mentes malas noticias. He conocido a personas que viven un verdadero infierno insoportable, torturándose, quemándose en su mente y en su imaginación, oscureciendo sus días mientras esperan el diagnóstico de sus estudios clínicos, están perturbados, están inventando en sus mentes que ya tienen esto, que ya tienen aquello, de tal manera que debemos controlarnos.

Tenemos dos opciones: la primera es sufrir en suposiciones hirientes, donde somos expertos. Pensamos y decimos: -Yo supongo-. -Yo creo que tengo… -Seguro me va a pasar eso-. Aunque no sea doctor, no conozca del tema, nosotros nos diagnosticamos y vemos el panorama terrible. Y la segunda opción es: vivir optimista, adaptándonos, confiando en que todo saldrá bien, con Dios por delante, confiados en su amor.

persona enferma

El poder curativo de la fe

Y es aquí donde nuestra fe y el poder de la misma nos ayuda a sanar, si tenemos fe en esta enfermedad, en esta situación que estamos pasando, lo podemos sobrellevar con un pensamiento optimista, confiados en el amor de Dios, sabiendo que esto también pasará, entonces vamos a vivir de una manera diferente nuestra enfermedad. No quiere decir que nos empecemos a sanar de la nada, la enfermedad va a avanzar o se va a ir, pero nuestra actitud lo es todo, nuestra fe lo es todo.

Esto debería ser leído también por aquellas personas que en este momento van a entrar a un quirófano, probablemente acaban de salir de una operación o están esperando sus resultados clínicos. Si yo tengo confianza en el amor de Dios, entonces es muy probable que el poder curativo de la fe me ayude a transitar por este momento tan difícil.

He aprendido que la oración es un poderosísimo elemento que induce a la calma, si nosotros oramos, si nos acercamos y tenemos esa relación personal con Dios, se convierte en un encuentro cálido, en esta cercanía que tanto necesitamos, no hay palabras que consuelen tanto como el sentir, que contamos con alguien Todo Poderoso, que nos ama de tal manera como para recobrar la salud.

Si lo pedimos con amor, si lo pedimos con cuidado, con sencillez y serenidad, el poder curativo de la fe se hará presente, y esto ya lo hemos visto de forma bíblica:

“He aquí, yo les traeré salud y sanidad; los sanaré y les revelaré abundancia de paz y de verdad”. Jeremías, 33, 6.