José Francisco Gómez Hinojosa, vicario general de la Arquidiócesis de Monterrey (México)
Vicario General de la Arquidiócesis de Monterrey (México)

¿Se pelean los obispos?


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Obvio. Como seres humanos que son, por más que puedan distinguirse por su santidad y sabiduría, no están ajenos a las pasiones propias de su condición terrestre, y una de ellas, muy frecuente en quienes tienen poder -y vaya que los obispos lo tienen- es el irritarse cuando las cosas no marchan como ellos quieren.



Claro. Hay de formas a maneras para manifestar tales molestias. Unos, los menos, son frontales y expresan públicamente sus desacuerdos con teorías o prácticas de sus hermanos en el episcopado. Otros, los más, se inconforman de manera soterrada, casi clandestina, y en no pocas ocasiones cabildean y actúan para combatir a sus enemigos… por las buenas, o por las malas.

Uniformidad

Para muchos fieles estos pleitos episcopales son causa de escándalo, pues no pueden entender que señores dedicados a promover la unidad se esfuercen por destruirla. Lo mismo pasa con las diferencias doctrinales expresadas por los clérigos. No falta quien se confunde cuando un cura sostiene que usar preservativos no es pecado, y otro afirma que quien recurra a él se hospedará en el más profundo y oscuro de los infiernos.

obispo y Jesucristo

A ver. No podemos esperar tal uniformidad de los varones dedicados a estudiar y transmitir doctrinas que, en su mayoría, no son ni dogmas de fe ni verdades definitivas. ¿Falta a la unidad de la fe el padrecito que no cree en las apariciones de la Virgen de Guadalupe? Atención. No está negando la virginidad de María, ni su inmaculada concepción, ni que haya sido llevada a los cielos, credos fundamentales de la fe católica. Si ese presbítero no se asume guadalupano no cae en herejía alguna. Si acaso será linchado por sus fieles pues su negativa afecta la idiosincracia misma del mexicano, pero hereje no es.

¿Por qué, entonces, asustarnos si el obispo de San Sebastián, España, José Ignacio Munilla, lanza una campaña de oración y ayuno, ante el anuncio de bendición católica a parejas homosexuales por parte de centenares de clérigos alemanes el próximo 10 de mayo? Munilla se opone a tales ritos. Sin embargo, esas bendiciones están respaldadas por el obispo teutón Franz-Josef Overbeck.

Bienvenidas estas diferencias que, lejos de empobrecer, enriquecen. El disenso al interior de la Iglesia católica no solo es posible, sino necesario. Ojalá y la Congregación para la Doctrina de la Fe en vez de combatirlo lo impulsara.

Pro-vocación. La española residente en Alemania, Cristina Romero Gaskell, le acaba de enviar una carta al papa Francisco: “Santidad: ¿de qué tienen miedo en el Vaticano?”, es el título de la misiva que se refiere también a la prohibición para bendecir parejas de personas homosexuales. Yo creo que se le teme más a los grupos conservadores que a los progresistas. Los primeros están más cercanos a todos los poderes de este mundo.