¿Por qué hay que celebrar el Año de San José?


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La ventaja de los “años de…” es que suelen atraer la atención sobre asuntos o personajes que, de otro modo, quizá quedarían más o menos inadvertidos. Como se sabe, el pasado 8 de diciembre, el papa Francisco convocó el “Año de san José” –que durará hasta el 8 de diciembre de 2021– con motivo del 150º aniversario de la declaración de san José como patrono de la Iglesia universal. Lo hizo mediante la carta apostólica ‘Patris corde’ (Con corazón de padre).



Hay pocos personajes tan discretos en la Escritura como san José. Tan solo aparece en los primeros capítulos de Mateo (1-2) y Lucas (1-3) –9 veces en cada uno de esos evangelios–, y, con cierto protagonismo, solo en Mateo. Sin embargo, de José se han dicho muchas más cosas, casi todas ellas fruto de la piedad, basada en gran parte en textos apócrifos (lo cual no quita para que puedan contener valores interesantes).

José el Carpintero

Los principales son dos. En primer lugar, el ‘Protoevangelio de Santiago’, un texto del siglo IV (o incluso anterior) que narra la “prehistoria” inmediata de Jesús: los padres de María, el matrimonio de José, etc. En este escrito, José es el designado para casarse con María mediante un prodigio: “Al coger José la última [vara], he aquí que salió una paloma de ella y se puso a volar sobre su cabeza. Entonces el sacerdote le dijo: ‘A ti te ha cabido en suerte recibir bajo tu custodia a la Virgen del Señor’” (IX,1).

El otro texto importante del José apócrifo es la ‘Historia de José el Carpintero’. Se trata de un texto cuyo origen hay que datar en los siglos IV o V (o quizá algo posterior), y en el que Jesús hace un relato de su vida a los apóstoles en el monte de los Olivos. Gran parte del texto se centra en la muerte del patriarca. Precisamente así comienza el texto: “Así abandonó esta vida mortal nuestro padre José el Carpintero, padre de Cristo según la carne, el que vivió ciento once años […] el día en que el santo anciano se separó de su cuerpo fue el 26 de Epep [20 de julio], en la paz del Señor”.

Es muy probable que el título de José como “abogado de la buena muerte” tenga su base en este texto, en el que el patriarca muere rodeado por el amor de Jesús y de María, el ideal de cualquier cristiano.