Redactor de Vida Nueva Digital y de la revista Vida Nueva

¿Podría ser Franco declarado santo por la Iglesia?


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La iniciativa

De vez en cuando algunos medios dan voz a Pilar Gutiérrez una de las impulsoras de la causa de beatificación y canonización de Francisco Franco. Su vinculación con el franquismo le viene por línea paterna, al ser una de las cuatro hijas de Joaquín Gutiérrez Cano, quien durante el régimen de Franco fue ministro de Planificación para el Desarrollo, director ejecutivo del Banco Mundial y embajador de España en Japón. Además, el susodicho fue uno de los socios fundadores de la Fundación Nacional Francisco Franco, de la que fue vicepresidente ejecutivo más de 20 años seguidos.

Hace unos días en El Periódico, Gutiérrez presentaba su propuesta de llevar al dictador a los altares como reacción, en 2018, al anuncio de la exhumación del cuerpo del Valle de los Caídos. El diario señala que ha escrito a todos los obispos reclamando que “España se ha cansado de estar callada”. La carta va acompañada con un “Manifiesto Católico” que ha sido secundado por 5.241 firmantes y la petición formal de que se abra “la causa de beatificación del siervo de Dios y de la Iglesia Francisco Franco Bahamonde”.

Los motivos para esta medida, a juzgar por quien presenta la iniciativa, se resumen en 6: su “lucha denodada contra la pobreza endémica de España”, la “magnanimidad con sus enemigos conmutando miles de penas de muerte”, la “paz social y unidad fraterna y política”, la “regeneración moral de una nación”, “haber salvado a la Iglesia de su exterminio en España y Europa” e “instaurar el Reino de Cristo en España aplicando la doctrina social de la Iglesia”. Los testimonios de quienes apoyan la iniciativa se recogen también en una página web: francosanto.es. Eso sí, la confianza de la impulsora de la propuesta en la jerarquía eclesiástica española no es mucha ya que, critica, está “instalada en la gran apostasía”. Aunque ella no deja de repartir estampas con una oración que dé un impulso al proceso.

El Palmar

La iniciativa de Franco en los altares se ha materializado hace años en la iglesia cismática del Palmar de Troya, la secta en decadencia –con cisma entre sus filas o fuga de un papa por amor incluidos– que inició Clemente Domínguez con Manuel Alonso Corral a partir del fenómeno de unas apariciones en una pedanía sevillana.

Cuando Clemente se autoproclamó papa y excomulgó a Juan Pablo II, la Iglesia Palmariana celebró su concilio y empezó a crear su calendario litúrgico propio. En dicho almanaque, el 20 de noviembre, figura el responsable de la cruzada española como santo: Francisco Franco.

Entre los santos de esta iglesia están Carrero Blanco, José Antonio Primo de Rivera, Don Pelayo, José Calvo Sotelo, Cristóbal Colón… como evangelizadores natos. También han canonizado antes que el Vaticano a Pablo VI, a Escrivá de Balaguer o el arzobispo vietnamita Pierre Martin Ngô-Dinh-Thuc, que ordenó, entre otros, al propio Clemente.

La misma Iglesia que emitió un decreto de excomunión para todos los que hayan visto Jesucristo Superstar ensalzó a Franco como líder religioso y evangelizador, asumiendo como argumentario la metáfora de la cruzada mucho antes de que Vox llegara al escenario político.

La tumba

Apaciguadas las aguas revueltas surgidas en torno a unas palabras del Nuncio Fratini en retirada, lo cierto es que la cuestión de los restos de Franco en el Valle no está zanjada. Mientras la Iglesia mantiene un discreto papel a la espera de que la justicia se pronuncie y otorgue garantías jurídicas a lo que haya que hacer, lo cierto es que la investidura ha dejado de lado como estrategia el traslado de los restos. Una resurrección la de Franco que cabalga entre la memoria, el resarcimiento y la reconciliación, no siempre a partes iguales.

¿Qué escenario político tendremos el próximo 20 de noviembre? ¿Qué ministerio se encargará de seguir la cuestión? ¿Qué estratega marcará los próximos pasos en la inhumación? ¿La familia tendrá una respuesta definitiva de la Justicia? Tantos interrogantes ahora mismo y pocas certezas. El 20 de noviembre en algunas iglesias se rezará por un difunto, en el calendario de la mayoría pondrá que es el día de san Félix de Valois –uno de los fundadores de los Trinitarios– y en las escuelas se recordará que tal día como ese es el Día Internacional del Niño porque el 20 de noviembre de 1989 se formó el texto sobre los derechos de la Infancia. Ni siquiera en el calendario laico hay sitio para una canonización de Franco.