Francisco de Roma nunca le simpatizó a los conservas norteamericanos, muchos de ellos empresarios. A raíz de la Laudato si’ y, en especial, de la Fratelli Tutti, ambas críticas del neoliberalismo, se granjeó su animadversión.
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En la primera arremete contra la degradación ambiental, la pérdida de la biodiversidad, el consumismo desmedido y la inequidad social (#32ss), y en la segunda dijo “el mercado no lo resuelve todo” (#168). Con ambos posicionamientos desautorizaba al hijo del capitalismo.
Tales afirmaciones les permitieron la pregunta de si era un teólogo de la liberación, por el hecho de ser argentino, por recuperar la consigna de opción por los pobres -como leit motiv para la Iglesia Católica- y de soñar en una Iglesia pobre para los pobres, nomenclatura propia de este movimiento teológico latinoamericano (el tema lo analicé en ‘De la teología de la liberación a la teología del papa Francisco. ¿Ruptura o continuidad?’, PPC 2018).
Pero, más allá de esta sospecha teológico-pastoral, había una de índole sociológica: era comunista -por más trasnochado que sea hoy el concepto-, a causa de sus críticas a la economía de libre mercado. Quienes lo tildaban con ese epíteto no leyeron los cuestionamientos de Bergoglio, en la misma Fratelli Tutti, a los populismos dizque de izquierda (#156-162).
Ahora que Robert Francis Prevost Martínez asumió el nombre de León XIV, en clara continuidad con León XIII, pionero de la Enseñanza Social de la Iglesia y, por lo mismo, enfatizando la dimensión social de la fe, preveo que quienes llamaban rojo o zurdo a Francisco de Roma también lo harán con su sucesor.
Podrá alimentar esa diatriba lo dicho en la homilía de la misa con la que inició su pontificado: “En nuestro tiempo, vemos aún demasiada discordia, demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a lo diferente, por un paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres”.
¿A qué sistema se refiere Prevost Martínez? No se necesita ser experto en economía para saber que sus dardos se lanzan contra el mismo proyecto que ya criticaba Bergoglio.
Preparémonos, pues, para escuchar los lamentos de quienes se quejaban del papa Francisco y que, de seguro, lo harán también con León XIV: si aquel fue ‘comunista’, éste también.
Pro-vocación
En mi reciente libro, ‘La pastoral del papa Francisco en diálogo con la filosofía intersubjetiva. Coincidencias y desafíos’, de Editorial PPC, afirmo que la propuesta pastoral del difunto Bergoglio se distingue por superar el grosero antropocentrismo, propio de la exaltación del ser humano que ha hecho la filosofía contemporánea. Nos invita a ir más allá de nuestro reducido universo, para intentar nuevos contactos con la humanidad. Este salir nos permitirá descubrir otras verdades, y tener una verdadera experiencia amorosa.