Que el economicismo se comporta como una pseudoreligión es algo sobre lo que ya he hablado en este lugar y en uno de mis libros ‘El espíritu del economicismo’. Hoy me voy a centrar en uno de los aspectos que caracterizan esta manera de entender la economía y que tiene una relación directa con un acontecimiento que se dio recientemente: la toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos.
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La definición de santo del diccionario de la Real Academia dice: “Dicho de una persona: De especial virtud y ejemplo”. Es decir, un santo es aquella persona que es un ejemplo para otras, que tiene alguna virtud que la hace admirable, que provoca que otras personas quieran ser como ella o, al menos, que quieran imitarle. Pues bien, el economicismo, como toda pseudoreligión que se precie, también tiene sus santos: aquellas personas que se consideran virtuosas porque logran las aspiraciones a las que sus creyentes aspiran, de las que se escriben biografías para indicar por qué han llegado ahí, que son admiradas por muchas otras personas, que están en las paredes de las habitaciones de jóvenes que espera ser como ellas en un futuro.
Profetas de la tecnología
Los santos del economicismo tienen sus propias características: son esencialmente blancos y varones que han logrado alcanzar la meta principal de la religión economicista: hacerse ricos, tener unos elevados ingresos, ganar mucho más de lo que hace la media. En estos momentos, además, estos santos son también profetas de la tecnología, personas que han utilizado y utilizan los progresos tecnológicos para incrementar sus propias fortunas. Creo que no es muy difícil adivinar que tres de estos santos son algunas de las personas más ricas del mundo: Elon Musk, Jeff Bezos y Mark Zuckerberg. Los dos primeros con sus carreras universitarias y conocidos principalmente por ‘Tesla’ y por ‘Amazon’ respectivamente. El tercero creó su empresa mientras estaba en la Universidad pero no llegó a graduarse en ella porque se dedicó a la red que le ha hecho rico y famoso: ‘Facebook’. Estas son las características principales de estos santos economicistas, algunos ya fallecieron, como Steve Jobs, pero todos han alcanzado su prestigio y su reconocimiento en vida.
Ahora, los tres principales santos vivos tuvieron un lugar de honor en la investidura del nuevo presidente de Estados Unidos. Además, uno de ellos está encargado de un departamento nuevo que Trump ha creado para mejorar la eficiencia de la administración pública estadounidense. Trump se junta con los santos actuales, los tiene de su lado, son personas admiradas por todos aquellos que aspiran a una vida basada en las ideas economicistas. Rodearse de santos lleva a que el carácter mesiánico del propio Trump se incremente. Muchos creen que llega para solucionar sus problemas, que su lugar en la historia es el de cambiar las cosas hacia la dirección que ellos mismos piensan que es la más correcta. Un mesías economicista, rodeado de quienes ya eran considerado santos por la población, que afirma que ha llegado la hora del gran cambio que él personaliza.