Los desafíos de los jóvenes en la Iglesia


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Contexto actual de la Iglesia y la juventud

Hoy en día nos aqueja el virus de SARS-CoV-2 o Covid-19 trayendo graves consecuencias para la humanidad, pero desde antes de la pandemia los jóvenes se enfrentaban a problemas como el desempleo, subempleo, drogadicción, ciberbullying, entre otros. Ahora, con la pandemia, estos problemas se han profundizado  como el acceso a la educación sobre todo en la juventud marginada; ha sido común ver que no todos los adolescentes y jóvenes tuvieron la oportunidad de realizar sus estudios por la falta de conectividad y de una computadora que les permita avanzar en sus tareas.



Además de los aspectos mencionados, hay otros conflictos como el cambio climático que está cobrando factura a la creación, otro aspecto es el mal uso de la información por diferentes medios como las redes sociales, llegando a provocar ansiedad y depresión en los jóvenes, disminuyendo la autoestima. Los medios de comunicación no siempre han proyectado los conceptos correctos de belleza, felicidad, humanidad, fraternidad, y esta situación se profundiza en familias que no dialogan con la juventud.

Vivimos en un mundo donde todavía los derechos humanos no son transversales a todas las culturas, donde coexiste la violencia, el autoritarismo, la desigualdad, la migración forzada, corrupción, el etnocentrismo, el machismo, la lujuria, el individualismo, el consumismo; es así que la juventud necesita palpar esta realidad, sensibilizarse y reflexionar, para dar el siguiente paso hacia lo que la humanidad y la creación entera requiere con urgencia.

Asimismo, los jóvenes y todos  debemos dejarnos  interpelar por las luchas de la Iglesia, como la persecución de los hermanos en zonas de guerra y dictadura, otro punto es que muchos católicos se han ido de la Iglesia, pues cada vez hay menos fieles en unos países más que en otros. La Iglesia se enfrenta también al atentado contra la vida que se ha visto normalizado aprobando leyes que carecen de un verdadero diálogo y argumentación.

La biblia y la juventud

La biblia contiene versículos dirigidos a este grupo etario para redirigir la vida hacia la meta correcta con  la solidaridad, la perseverancia, unión, convicción, fe y amor. En 1Timoteo 4,12 tenemos: “No dejes que te critiquen por actuar como un joven. Más bien trata de ser el modelo de los creyentes por tu manera de hablar, tu conducta, tu caridad, tu fe y la pureza de tu vida”.

Este versículo invita a los jóvenes a ir contracorriente, aunque parezcan seres extraños ante los demás por actuar de esta manera, valdrá la pena aplicar este consejo en la vida cotidiana, pues se estará edificando el Reino de los Cielos desde ahora, sin vacilar, por el bien propio y el de la creación. No es fácil ser un buen ejemplo, ya que la juventud está inmersa en códigos de habla y de comportamiento inadecuados y contrarios a lo que Dios realmente espera de este grupo. Cuesta amar de verdad, tener fe y conservarse puros ante lo que ofrece la sociedad, empero seguir el camino correcto dará un valor real a la existencia y ya no habrá cabida para la desolación, ansiedad, depresión, drogas y todo aquello que mancha el corazón de un joven.

En Salmos 71, 5 nos dice: “Tú Soberano, Señor, has sido mi esperanza: en ti he confiado desde mi juventud”. Este versículo da una clave importante para tener una juventud y vida llena de dicha, se trata de confiar en el Señor; así como creemos en lo que nos dicen por los diferentes medios, así debería ser nuestra creencia en Dios y poner toda nuestra confianza en aquel ser que nos creó y que anhela que la juventud transcurra por el camino estrecho, y con su misericordia. Así los y las jóvenes podrán enfrentar los desafíos actuales.

El Papa Francisco y los jóvenes

Tuve la experiencia de participar en la JMJ Cracovia 2016, y desde allí comprendí la importancia que tienen los jóvenes para la humanidad. El Papa Francisco nos invitó a hacer lío y crear puentes, no muros; para hacer lío hay que tener las bases de fe con la apertura de trabajar con los demás, en conjunto, para reestructurar lo que atente contra la dignidad de las personas. Podemos hacer lío con la oración, preparación, perseverancia, empatía, colaboración, reflexión, acción, mirando a la cruz para resucitar con Jesucristo cuando veamos cambios en su nombre.

Para hacer lío se requiere de valentía, es decir, dejar nuestra comodidad y conformismo, para dar lo mejor en donde nos necesiten, sin vacilar, sin excusas; hemos sido dotados de habilidades que deben ser puestas al servicio de la comunidad. Se trata de salir al encuentro para enriquecernos mutuamente, con el diálogo transformador en la búsqueda de la verdad que nos humanice, que nos una; se trata de ahondar la cultura del encuentro como postula el Papa Francisco, ese encuentro entre jóvenes soñadores, inquietos, dinámicos que quieren ser más que simples espectadores ante lo que ocurre.

El Papa Francisco en la vigilia JMJ 2016 fue imperante al decirnos que no seamos adormilados, incrustados en un cómodo sofá, paralizados frente a las pantallas, con caso omiso a lo que ocurre en nuestra sociedad. Nos habló de la libertad, sí la verdadera libertad, que consiste en seguir el ejemplo de Jesucristo mostrando  misericordia a los hermanos que nos necesiten. Los elegidos para esta misión son los que tomemos la decisión de compartir con los demás, dejando el cómodo sofá que se hunde por las horas y horas de parálisis frente a un computador o celular [I].

Los jóvenes y la Iglesia

Entonces el gran desafío de los jóvenes es dejar de ser un sofá y desgastar los zapatos llevando la buena noticia, el Evangelio, no sólo con la palabra, sino siendo testimonios vivos, caminando juntos como una verdadera Iglesia, dejando el miedo, la comodidad, la parálisis, el individualismo para sumergirnos en el trabajo reflexivo y transformador de nuestra realidad. La juventud debe unirse rompiendo fronteras, pues el Señor no pregunta cuál es nuestra nacionalidad, sino cómo salimos al encuentro con los demás construyendo puentes, en esa búsqueda de la amistad social para condensar nuestra fe que nos empodere como hijos e  hijas de Dios.

La juventud tiene que poner sus talentos al servicio de la Iglesia en  nombre del Señor Jesucristo, bajo la protección de la Virgen María para cantar victoria en cada paso, en cada acción, en cada batalla. La juventud podrá enfrentar los desafíos actuales invocando al Espíritu Santo, acudiendo a los sacramentos, escuchando los consejos de los sabios cristianos. El ímpetu joven se eternizará al enfrentar unidos cualquier situación que se presente en el trayecto.

Ante tantos atentados y preocupaciones de la Iglesia como la persecución de hermanos católicos en otros países, la falta de fe o el aborto, la juventud necesita mantenerse firme para alzar su voz  y actuar conforme los mandatos de la iglesia basados en el amor y la fraternidad. La juventud debe dejarse interpelar siempre contra todo aquello que atente contra la vida y la dignidad de las personas, solo así se puede fortalecer la Iglesia que lucha por el Reino de los cielos, pregonado por nuestro Señor; por el Reino que deseamos construir desde ahora con la confianza plena de que la unión puede llevarnos a un mejor presente y futuro como Iglesia y como humanidad.


[I] Librería Editrece Vaticana (2016). Vigilia de Oración con los jóvenes. Discurso del Santo Padre. Campus Misericordiae, Cracovia.


Por Silvia Karina Pérez Portilla. Maestría en Educación en la Pontificia Universidad Católica  y exalumna de la Academia de Líderes Católicos de Ecuador