Rafael Salomón
Comunicador católico

Las prisiones para los ‘maras’ en El Salvador


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La creación de prisiones especialmente para los miembros de la pandilla marasalvatrucha (MS-13) en El Salvador ha causado una gran controversia entre los teólogos; la violencia de pandillas ha dejado a muchos sin hogar y sin esperanza. La respuesta del gobierno ha sido la creación de prisiones específicamente para los miembros de las pandillas.



Estas prisiones se han convertido en un lugar de confinamiento para los miembros de las pandillas, donde se les priva de libertad y se les impone una estricta disciplina, algunos creen que el gobierno está tomando el camino incorrecto al tratar con los miembros de la pandilla y otros creen que es una medida necesaria para combatir el crimen y la violencia.

Esta discusión teológica no sólo es importante para El Salvador, sino también para la comunidad cristiana a nivel mundial, desde una perspectiva teológica, el objetivo de cualquier gobierno debería ser el de promover la justicia y la paz. Mientras que el gobierno de El Salvador sostiene que la creación de estas prisiones es una necesidad para detener la violencia de pandillas, hay muchos que ven esto como una medida injusta.

Los maras salvatruchas son, en su mayoría, jóvenes que han sido arrastrados a la violencia por la pobreza y la desesperación. La creación de prisiones es una respuesta rígida y correctiva para un problema social profundamente arraigado. Esto significa que el gobierno debe tomar decisiones que promuevan el bien común para todos los ciudadanos.

Misericordia y compasión

Aunque la creación de prisiones para los miembros de la pandilla MS-13 podría parecer una medida necesaria para combatir el crimen y la violencia, esto en realidad no promueve el bien común. La misericordia y la compasión serían la mejor respuesta a la violencia de pandillas, en lugar de encarcelar a los miembros de las pandillas, es necesario brindarles una ayuda educativa, laboral y social para ayudarlos a encontrar un camino para salir de la violencia, esta es una mejor forma de abordar el problema de la violencia de pandillas.

El presidente Nayib Bukele Ortez mencionó a los medios de comunicación que si tanto les importaban los pandilleros que él estaba dispuesto a que se los llevaran a sus casas, que los metieran en ellas y que compartieran cama y mesa; algo que realmente me impactó, pues es muy sencillo hablar desde la comodidad de nuestras computadoras y expresar una opinión.

maras en prisión

Foto: EFE

Esta medida no trata la raíz del problema, sino que sólo trata los síntomas, además, el traslado de los miembros de la pandilla MS-13 a estas prisiones especiales podría aumentar la violencia y el resentimiento entre ellos. Esto podría llevar a una mayor polarización entre los miembros de la pandilla y el resto de la sociedad, sería contraproducente para lograr la paz y la justicia.

Desde una perspectiva teológica, el gobierno de El Salvador debería buscar otras formas de abordar el problema de la violencia y el crimen. Esto podría incluir la inversión en programas de educación y empleo para la juventud en los barrios más pobres; el apoyo a programas comunitarios para ayudar a los miembros de la pandilla a salir de la violencia y el crimen y el fortalecimiento de las leyes y la justicia para proteger a las víctimas de la violencia.

Comprensión y apoyo

Estas son soluciones a largo plazo que ayudarían a prevenir la violencia y el crimen, y promover la paz y la justicia en El Salvador. Desde una perspectiva teológica, la creación de prisiones especiales para los miembros de la pandilla Mara Salvatrucha no es la forma más eficaz de abordar el problema de la violencia y el crimen en El Salvador.

El gobierno debería buscar otras soluciones, como la inversión en programas de educación y empleo, el apoyo a los programas comunitarios, y el fortalecimiento de las leyes y la justicia. Estas soluciones son más eficaces para promover la paz y la justicia. La creación de prisiones para los marasalvatruchas en El Salvador es una medida rígida que no resuelve el problema de fondo.

La misericordia y la compasión deben ser el modelo para abordar el problema de la violencia de pandillas. La comprensión y el apoyo son la mejor forma de ayudar a los miembros, a encontrar un camino hacia una vida mejor. Eso es lo que deberíamos hacer como creyentes, pero el problema de fondo es otro, ya que estos pandilleros son seres humanos desestructurados, que no conocen el amor, como colectivo han tergiversado sus valores y la cultura de la muerte está impregnada en su estructura.

“No se mezclen con los no creyentes, pues ¿qué tiene que ver la justicia con la iniquidad? ¿Qué hay de común entre la luz y la oscuridad?”.  2 Corintios 14-15