Ansiositos como andamos, en un mundo que nos exige cada vez más rapidez en nuestras reacciones, ya quisiéramos observar señales claras del rumbo que tomará el papado de Robert Francis Prevost Martínez, León XIV. Ya necesitamos leer su primera Encíclica; ya saber si mantiene en su cargo y por cuanto tiempo a Pietro Parolin, en la Secretaría de Estado; ya que anuncie su primer viaje internacional; ya enterarnos de que nombra a una mujer como prefecta de algún dicasterio vaticano.
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Pero el nuevo Papa no se deja llevar por la inmediatez, por la prisa. No se altera, y transmite la sensación de quien, pese a que apenas lleva un mes en el cargo, va poco a poco tomando control del difícil timón de la barca conducida por el sucesor de san Pedro.
La espectacularidad no es lo suyo pero, para satisfacción de los acelerados que queremos signos evidentes de lo que pretende, está su reciente intervención ante los obispos italianos, en el primer encuentro que tiene con ellos. Les dijo: “Deseo señalar algunas atenciones pastorales que el Señor pone ante nuestro camino, y que requieren reflexión, acción concreta y testimonio evangélico”. Van.
En primer lugar, un impulso renovado en el anuncio y la transmisión de la fe, poniendo a Jesucristo en el centro, y siguiendo el camino indicado por Evangelii Gaudium. En una época de gran fragmentación -afirma León XIV-, es necesario volver a los fundamentos de nuestra fe, al kerigma.
Una segunda consiste en desarrollar el tema de la paz, tan urgente en estos días por los conflictos bélicos que amenazan con desencadenar una tercera guerra mundial. Prevost Martínez insiste: “La paz no es una utopía espiritual: es un camino humilde, hecho de gestos cotidianos, que entrelazan la paciencia y el coraje”.
Tercera. El papa norteamericano-peruano llama la atención sobre los desafíos que interpelan el respeto por la dignidad de la persona humana, a saber: la inteligencia artificial, las biotecnologías, las redes sociales, etc. Todo ello está transformando profundamente nuestra percepción y nuestra experiencia de la vida.
Y en cuarto sitio aparece la indicación papal de fomentar la cultura del diálogo, sobre todo en las instancias eclesiales -parroquias, asociaciones, movimientos- para que se conviertan en espacios de encuentro intergeneracional. Solo donde se escucha -remata León XIV– puede nacer la comunión.
Evangelización kerigmática, urgencia de la paz, desafíos que impactan en la dignidad humana y cultura del diálogo. Ahí van cuatro dardos disparados por el Papa, y que indican el rumbo a trazar durante su pontificado.
Pro-vocación
En mi reciente libro, ‘La pastoral del papa Francisco en diálogo con la filosofía intersubjetiva. Coincidencias y desafíos‘ (PPC), afirmé que la propuesta pastoral del difunto Bergoglio coloca al amor en el centro de la evangelización. De ahí que nuestra predicación, por ejemplo, debe enfatizar el sacrificio de Jesús que llegó a dar la vida por nosotros, como muestra de ese amor. De la misma manera, estamos llamados a ser promotores de esperanza, sobre todo cuando aparecen las crisis en nuestras vidas, y es necesario enfrentarlas con resiliencia.