Héctor Sampieri Rubach, director del Pontificio Instituto Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y la Familia en México
Director del Pontificio Instituto Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y la Familia en México

El límite del acompañamiento y la canalización


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En nuestro último encuentro iniciamos en este espacio la reflexión sobre el sendero terapéutico dentro del mundo del acompañamiento. Encontramos entonces en la psicoterapia una herramienta que, cuando es conducida por un profesional, sirve a la persona para salir adelante de sucesos y experiencias de vida que le impiden continuar su desarrollo personal, familiar e incluso profesional.



Incluimos también en nuestra reflexión previa, un pequeño cuadro que nos permite matizar tres herramientas de acompañamiento que hemos explorado hasta este punto: el coaching, la mentoría y la terapia. Si no has podido conocerlo de manera previa, podría ser conveniente que lo revises dando clic aquí.

Cuando entramos en el terreno de las diferencias y matices entre metodologías de acompañamiento, existe un tema en el que debemos profundizar. Es necesario interrogarnos sobre los límites de cualquier proceso de ayuda a la persona.

Viviendo en la década del acompañamiento, hemos comentado que no existe una sola vía y que las opciones para servir a la persona pueden ser complementarias. Pero es importante que podamos, como profesionales del acompañamiento en formación, reconocer cuáles son nuestros propios límites en cuanto acompañantes y cuáles son los propios límites del proceso que se instaura en beneficio de la persona que acompañamos.

¿Qué temas o áreas prioritarias indicarían la predominancia de un proceso terapéutico en un ciclo de acompañamiento?

Si bien es necesario analizar y considerar cada caso particular sería prioritario indicar aquí, que existen ciertas problemáticas de alto riesgo que deben tener como eje en el proceso de acompañamiento el sendero terapéutico.

Enuncio, no de manera exhaustiva, algunos temas específicos:

  • dependencia a sustancias / adicciones,
  • violencia intrafamiliar,
  • ansiedad,
  • depresión,
  • autolesiones,
  • ideación suicida,
  • trastornos de personalidad, entre otros.

Ante estas problemáticas, podrían existir opciones de acompañamiento de “soporte”, como por ejemplo un grupo de apoyo en tema de adicciones, que se adecuen al proceso terapéutico, individual o grupal, pero es importante no sustituir la aportación que el profesional de la psicoterapia brindará al reto específico de la persona que se acompaña.

Aprendiendo a canalizar

Una habilidad crucial para quienes se consideren profesionales del acompañamiento es tener la capacidad, escuchando y comprendiendo a la persona y sus necesidades, de hacerle llegar al proceso adecuado que puede representar el máximo beneficio para su desarrollo.

Por ello, la canalización, algo mucho más complejo que solo dar referencias y datos de contacto de profesionales, requiere un verdadero método que asegure su eficacia. Para ello, plantearía algunas recomendaciones para ti:

  1. Busca profesionales de psicoterapia en tu comunidad o localidad cercana que cuenten con la preparación y herramientas profesionales para acercarse a la problemática de la persona que acompañas.
  2. Genera una cita o reunión donde puedas conocer más al profesional, y él o ella pueda conocerte a ti; el objetivo de esta sesión es acordar juntos cómo podrían trabajar en el seguimiento y atención de las personas que requieran sus servicios.
  3. Una vez alcanzado un acuerdo general con el profesional a quien referirás a tu acompañado, establece un método de canalización de mutuo acuerdo con la persona; dialoga con él o ella, sobre la importancia de llegar al espacio adecuado y de acudir al profesional indicado ante la problemática que se presenta. Hazle saber que en ese reto no irá solo, y que podrás seguir en comunicación y contacto para ayudar en todo aquello que sea posible.
  4. Genera una serie de pasos ordenados para garantizar tu apoyo y presencia, en donde tu responsabilidad como acompañante, se limite, sin ser invasivo ni entorpecer el proceso terapéutico, a monitorear y dar seguimiento a la asistencia a sesiones y al avance en general que la persona experimenta en su propia vida.
  5. Define puntos de contacto con el profesional de terapia, a lo largo del tiempo, para saber cómo puedes continuar acompañando el proceso y cómo ser un importante aliado de mejora personal, familiar y profesional de quien has canalizado previamente.
  6. Conversa y efectúa alianza con otros profesionales del acompañamiento, y generen en conjunto un modelo integral de servicio dónde, cada uno desde su experiencia y aportación, pueda continuar contribuyendo en beneficio de la persona y sus necesidades.

Nos volvemos a encontrar para enriquecer este sexto punto respecto las características de un modelo integral de acompañamiento.

*¡Hasta pronto y hasta siempre! *

@HazyAprende

P.D. En la estela de la fiesta de San Agustín, encomendemos a él para que intercediendo ante Dios estemos nosotros dispuestos a no perder de vista el objetivo de la Ciudad Eterna a la que estamos llamados. ¡Dios nos ayude a todos!