El destino te marca el camino


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Para empezar

Siguiendo con la labor formativa y tras la buena acogida de ‘El vehículo depende del destino‘, desde Alveus queremos dar una serie de nociones básicas sobre las distintas familias de riesgo, así como su uso y qué poder esperar de ellas.



Hay vehículos de inversión que por su propia naturaleza pertenecen a una familia de riesgo, como pueden ser las acciones (renta variable) o los bonos (renta fija). Sin embargo, otros como los fondos de inversión pueden ser de cualquier familia de riesgo, dependiendo del subyacente, e incluso pueden ser mixtos.

Por dónde nos movemos

Las inversiones se suelen clasificar en función de distintas familias de riesgo. Las más comunes son la renta variable, donde el rendimiento es variable y se participa de los beneficios empresariales, y la renta fija, donde los rendimientos se presuponen fijos y uno al prestar se convierte en acreedor. Pero hay más.

Renta Variable

Probablemente la más popular de las familias de riesgo: “la bolsa”. Está formada por acciones o por vehículos que invierten en acciones. Su objetivo es maximizar el rendimiento esperado al participar de los beneficios empresariales, estando de este modo sometidos a mayor volatilidad (mayor riesgo). Por este motivo, son susceptibles de sufrir movimientos bruscos (al alza o a la baja) en función de cualquier evento de actualidad.

Habitualmente se invierte en renta variable cuando el horizonte temporal es mayor (en el corto plazo es más impredecible) y cuando se tienen perspectivas positivas de crecimiento para la economía en general. En función del sector pueden ser más estables o más cíclicas. Sus rendimientos en el largo plazo pueden estar en torno al 6%-7%.

Renta Fija

Formada por bonos, y por cualquier otro vehículo (fondos, etfs, etc.) que los tenga como subyacente. Como su nombre indica, se presupone que su rendimiento es fijo y que carecen de riesgo; pero esto no es del todo cierto. Es así si se adquiere el bono en la emisión y se amortiza a vencimiento, sin impagos, habiendo recibido todos los cupones. Sin embargo, al cotizar en mercado, cada día se puede adquirir a distintos precios haciendo que su rendimiento esperado varíe. Puede incluso tener mayor rendimiento que la renta variable, y del mismo modo, puede incluso llegar a perder todo su valor.

dinero

Por norma general tiene menos riesgo que la renta variable. Con frecuencia se utiliza para reducir el riesgo de una cartera o bien para configurar una cartera de menor riesgo o corto plazo. Dado el amplio abanico de productos que podemos encontrar, su rentabilidad oscila mucho. Por acotar, podríamos hablar de retornos del entorno del 3%-4% en el largo plazo.

Renta Mixta

Híbrido entre la renta fija y la renta variable. Pueden ser más defensivo, agresivo, etc. en función de la composición. Se espera un mayor riesgo que el de la renta fija pero menor que el de la renta variable, proporcionando en el largo plazo una rentabilidad adicional.

Su uso principalmente es en fondos de inversión que, gestionados de manera activa, cambian su composición en función del momento de mercado: tienen más peso en renta variable en momentos positivos del ciclo económico y menos cuando se prevé contracción económica. Así buscan obtener una rentabilidad similar a la renta variable pero con menor riesgo, o bien con el mismo riesgo que la renta fija, mayor rentabilidad. Dependerá de los pesos que se dé a cada familia.

Activos inmobiliarios

Consiste en invertir en inmuebles, ya sea de forma directa o a través de bonos, socimis, etc. Dado el carácter más estable del inmobiliario y la relativa seguridad de las rentas obtenidas de este tipo de activos, se utiliza principalmente para obtener un rendimiento extra sobre la renta fija, aportando diversificación y descorrelación a la cartera y pudiendo estimar los flujos futuros a recibir.

Puede actuar como refugio alternativo a la renta fija en un entorno de tipos de interés bajos.

Materias primas

Se trata de otros activos alternativos (a los tradicionales). Su mayor ventaja, una vez más, es la falta de correlación con ellos, puesto que enriquecen las carteras reduciendo el riesgo global. Y no porque no tengan riesgo, sino porque su comportamiento nada tiene que ver con el de los activos tradicionales.

Las subidas de este tipo de activos suelen venir acompañadas de inflación, al ser la base de muchas industrias o necesarias para generación de electricidad, como el gas.

Private Equity

Se trata de una inversión directa en compañías, como la renta variable, participando del beneficio de estas, pero tratándose de empresas no cotizadas, que puedan estar empezando o que necesiten capital por el motivo que sea. Con expectativas de retorno abultadas, el riesgo es elevado. Normalmente tienen un largo periodo de iliquidez, en el entorno de 10 años.

Se trata de una inversión apropiada (en pequeñas proporciones) para carteras de largo plazo que pueden asumir un riesgo elevado. Como beneficio, y con una buena selección, sus valoraciones espaciadas (trimestrales habitualmente) dotan de cierta estabilidad a las carteras y suelen reducir su riesgo.

Cómo lo aplicamos

A la hora de configurar una cartera es necesario incorporar activos que, teniendo un potencial de rendimiento adecuado, no sobrepasen el riesgo que pueda asumir el cliente. Una cartera convenientemente configurada permite incorporar activos que, teniendo mayor riesgo individual que la cartera, consigan reducir éste por su efecto descorrelacionador. De este modo, se consigue crear una cartera robusta, que se comporte bien en la mayoría de entornos de mercado.

Un servicio ofrecido por:

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