Rafael Salomón
Comunicador católico

El arte de envejecer


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“Todos hablamos de la vejez, pero nadie queremos llegar a ser viejos”. Algunas personas con alegría o sin ella, han cumplido su ciclo laboral y entonces llega el momento de la Jubilación. Cuando esto sucede hay sentimientos encontrados y a veces confusión, surgen algunas preguntas como: ¿Aquí se acaba todo? Ya no seré productivo (a) y ahora ¿Qué voy a hacer con mi vida? 



Para otros las inquietudes que surgen pueden ser: Ahora tendré más tiempo para mí ¿Qué actividad voy a realizar? Llegó el momento que tanto estuve esperando ¿Lo sabré aprovechar? Para ser sinceros, cuando llega la jubilación solo hay dos caminos: 1.- Los que están satisfechos por haber cumplido una meta y 2.- Los que no saben qué hacer y de ninguna manera desean cambiar de actividad. Es una etapa como lo fue la infancia, la adolescencia y la juventud, ha llegado el momento de aceptar, asimilar, comprender y vivir la vejez; personalmente me gusta reflexionar en las conferencias que imparto dedicadas a este tema la siguiente frase: “Debemos aprender el arte de envejecer”.

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Es muy importante que la familia acompañe a quien está próximo a jubilarse, es un tiempo de cambio y de adaptación, no es nada sencillo dejar de realizar una actividad que probablemente se ha llevado a cabo por mucho tiempo y que de un día para otro se termine. Debemos comprender este paso como si se tratara de un proceso de duelo, realmente se está perdiendo el “rol”, el estatus, se está dejando atrás una historia laboral, compañeros, anécdotas y vida. La vejez nos recuerda que somos vulnerables, que no tenemos asegurada la salud y que el cuerpo tiene límites, en pocas palabras, que somos humanos. Las personas mayores comienzan a experimentar la ternura, recuerdos, sentimientos a “flor de piel” y lágrimas, porque el tiempo se acaba, el final está cerca y el corazón lo sabe.

Jubilarse es la corona que la vida ofrecerá solo a algunos, desafortunadamente, aunque lo deseemos no seremos todos portadores de esa distinción. “Se envejece como se ha vivido”. Así que no está por demás la recomendación para los más jóvenes: cuidarse, alimentarse bien, evitar los desvelos y vivir felices, porque de esa manera seguro será el envejecimiento. Queridos jubilados, ha llegado el momento de vivir a plenitud esta nueva etapa de vida, sigan planeando y soñando con las limitaciones propias de la edad y jamás dejen de sonreír. Familiares de los jubilados, comprendan que esta nueva etapa es compleja y difícil de asimilar para ellos, recuerden que el amor, la escucha y paciencia son fundamentales.

“Aún en la vejez seguirán dando fruto, conservarán su verdor y lozanía”. Salmo 93 (92),15