José Francisco Gómez Hinojosa, vicario general de la Arquidiócesis de Monterrey (México)
Vicario General de la Arquidiócesis de Monterrey (México)

Diez años de la Laudato si’: diez de sus grandes ideas


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Ayer sábado se cumplieron 10 años de la Laudato si’, segunda encíclica del difunto papa Francisco. La fecha, conforme a nuestra costumbre de celebrar las décadas de los aniversarios, nos permite una reflexión sobre el documento y su impacto en estos dos lustros. Van las que, en mi opinión, son las 10 -también 10- grandes ideas de la Laudato si’.



  1. En primer lugar, la ecología se presenta de modo integral, y no sólo referida al cuidado del medio ambiente. Esta nueva ecología aparece como una cultura, y tiene implicaciones económicas, políticas, sociales, obviamente ambientales, y afecta, en especial a los más pobres.
  2. Es una encíclica pluralista, colegiada. Cita abundantemente a los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, así como a las conferencias episcopales de Estados Unidos y Alemania, de Brasil y de la Patagonia, de Paraguay, y a pensadores como Pierre Teihlard de Chardin y Juan Carlos Scannone.
  3. Escrita por un pastor latinoamericano. Además de que asume el ver-juzgar-actuar como estructura de la encíclica, tan grato en América Latina por su utilización en las comunidades eclesiales de base, desliza muchas expresiones que son típicas de nuestro subcontinente.
  4. En el ver del documento, Francisco de Roma nos dice que, si somos sinceros, tenemos que reconocer el deterioro de nuestra casa común. Algunos datos de esta situación: los cambios climáticos, la cuestión del agua, la degradación de la vida social, la victimización de los más pobres.
  5. En el juzgar aparecen dos grandes planteamientos, el científico y el teológico. El científico, que se estudia en todo el tercer capítulo, y que expone la raíz humana de la crisis ecológica. El Papa analiza la tecnocracia con objetividad, reconociendo los aportes de la ciencia y la tecnología.
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Foto: Unsplash

6. En el elemento teológico, la encíclica se detiene en lo que llama el evangelio de la creación, propuesto por diferentes religiones, e insiste en distinguir entre creación -concepto preferido por el cristianismo- y naturaleza. Aquélla está en continua evolución.

7. En el actuar, recordando la subordinación de la economía y de la política al bien común, el papa Francisco propone la conversión ecológica. Es interesante resaltar cómo el tema de la conversión pasó de ser algo estrictamente personal, a ser un fenómeno estructural.

8. En el actuar, el texto también propone una ciudadanía ecológica, y nos regala el Papa un nuevo concepto: la responsabilidad social del consumidor. Esta idea ya no será exclusiva de las empresas que se proponen no contaminar la naturaleza. “Menos es más”, decía Francisco.

9. En el momento de celebrar, el documento insiste en ver a la naturaleza no sólo como un objeto de estudio, ni siquiera nada más como una hermana a la que debemos ayudar, sino como el misterio gozoso que contemplamos e interpelamos con jubilosa alabanza.

10. Finalmente, es necesario resaltar el tono franciscano de toda la encíclica. No sólo porque el Papa eligió ese nombre, ni por el título del documento -tomado del famoso cántico de san Francisco– sino porque se consolida la figura del santo de Asís como patrono de los ecologistas.

Pro-vocación

En mi reciente libro, ‘La pastoral del papa Francisco en diálogo con la filosofía intersubjetiva‘ (PPC), afirmo que la propuesta pastoral de Bergoglio se distingue por mirar a los demás como sujetos, ya no más como objetos. Reconoce su sacralidad, y enfatiza la necesidad de escuchar al otro, pero de manera empática: se trata no sólo de oírlos con los oídos corporales, sino de escucharlos con el corazón. En el caso de los pobres resalta su ser-sujetos y no sólo objetos de apoyo. Invita a revalorar el trabajo de los laicos, y a no considerarlos como meras ayudas.