En su reciente mensaje a los participantes del seminario ‘Evangelizar con las familias de hoy y de mañana. Desafíos eclesiológicos y pastorales’, organizado por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, el pasado 2 de junio, el papa León XIV afirmó: “… hemos presentado la vida cristiana como un conjunto de preceptos que hay que respetar, sustituyendo la maravillosa experiencia del encuentro con Jesús, Dios que se entrega a nosotros, por una religión moralista, pesada, poco atractiva y, en cierto modo, irrealizable en la concreción de la vida cotidiana”.
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Prevost Martínez se coloca en clara continuidad, con ese humilde reconocimiento, con algo ya sostenido por el difunto Francisco de Roma, quien se oponía a las homilías cargadas de penalización sobre los pecados sexuales, sin atender con el mismo énfasis a las injusticias sociales, todavía más agresivas de la dignidad humana.
León XIV propone, y eso habrá que celebrarlo, una religiosidad más espiritual y menos legalista, es decir, una propuesta de acercamiento a Dios y a nuestros semejantes menos regida por la ley y más por el espíritu de la misma, más dada a la comprensión misericordiosa y menos a la represión.
Reconoce Prevost Martínez, en esa intervención, que nuestro enfoque pastoral se ha centrado en una pedagogía legalista, muy distante de las axiologías actuales, y necesitadas de entrar en diálogo con los criterios de actuación que privan en las nuevas generaciones. Es necesario discernir qué elementos de nuestra propuesta exigen continuidad y cuáles adaptación.
Podemos, atendiendo la invitación de León XIV, cuestionarnos la idea de Dios que tenemos, en muchas ocasiones intervencionista y mágica, para considerarlo más como un compañero de camino, que nos invita a seguirlo, pero que a final de cuentas respeta nuestras decisiones.
En suma. La propuesta del papa norteamericano-peruano va más en la línea kerigmática que dogmática: necesitamos compartir nuestra experiencia de Dios, pero sin el afán de imponerla como una verdad absoluta a quien tiene otra.
Apunta bien el pontificado de Prevost Martínez. En continuidad con los horizontes planteados por su antecesor, pero avanzando en su aterrizaje de acuerdo a las nuevas situaciones que el mundo actual nos plantea.
Pro-vocación
En mi reciente libro, ‘La pastoral del papa Francisco en diálogo con la filosofía intersubjetiva. Coincidencias y desafíos‘ (PPC), afirmó que la propuesta pastoral del difunto Bergoglio se preocupa por la naturaleza, expresada no solo en los dos grandes documentos como la Laudato si’ y la Laudato Deum. Cuestionó Francisco de Roma la explotación indiscriminada de los recursos naturales, e invitó a considerarlos como una alteridad merecedora no sólo de respeto, sino también de delicadeza y cariño.