Rafael Salomón
Comunicador católico

Ayuda divina para volver a estar completos


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Seguramente fue el uso o el paso del tiempo, pero un día, las cuentas de mi Rosario se separaron. Lo más fácil era deshacerme de él y buscar uno nuevo, tirarlo al basurero y conseguir el sustituto; sin embargo, no lo hice. Sabía el reto al que me enfrentaba, ya que el tema de manualidades no es mi fuerte; sería la primera vez que repararía un objeto con esas características.



Debo compartirles que no fue nada sencillo, alguien pensará ¿Reparar un Rosario? Si existen tantos ¿Por qué perder el tiempo en uno de ellos? Efectivamente, así lo pensé, pero algo dentro de mí me hizo reflexionar acerca de la importancia de la reparación, un poco como el amor de Dios. Esas debilidades que hacen que nos rompamos y que en ocasiones perdamos hasta nuestra funcionalidad, el Maestro nos repara con amor, no tira a la basura a nadie, no nos sustituye por otro.

Más bien, con dedicación y cuidado nos toma entre sus manos y comienza a darnos esa nueva oportunidad, cuando todo parece perdido, Él siempre nos sorprende confiando una vez en nosotros y devolviéndonos la fe perdida. Poco a poco el Rosario fue tomando su forma original, sin duda mi falta de pericia evidenció el resultado, pero al final, he vuelto a tener entre mis manos el Rosario que hubiera tirado.

Y creo que lo más importante de esta enseñanza para mí, fue que el amor de Dios hace posible nuestras reparaciones, hasta cuando nosotros mismos somos incapaces de hacerlo, siempre llega ese momento en el que necesitamos de su ayuda divina, de sus manos para volver a estar completos, nos rompemos con facilidad y nos cuesta trabajo aceptar la ayuda que Él nos da.

rosario

Nuestras vidas como un precioso Rosario

La rotura de mi Rosario me ha llevado a reflexionar sobre la fragilidad de la vida, me he dado cuenta de que nada es permanente en nuestra existencia. Nuestras vidas son como un precioso Rosario, lleno de momentos alegres y complicados, los momentos difíciles pueden ser como la rotura de un Rosario, pero también hay momentos de felicidad y esperanza, los cuales nos motivan para seguir adelante y buscar la paz, la justicia y el amor.

“Yo soy el que sana a los quebrantados de corazón y les aplico un vendaje. A los que están afligidos los salvo y les doy nuevas fuerzas”. Isaías 57, 18-19

Como cristianos, debemos recordar que Dios está siempre a nuestro lado, Él nos da fuerza para superar los momentos difíciles y nos ayuda a encontrar la paz y la esperanza. Dios nos da la gracia de encontrar la fortaleza para continuar.

Cuando todo parece perdido, el amor de Dios nos recuerda que siempre tendremos una nueva oportunidad, que en sus manos podemos ser reparados y transformar nuestras vidas en algo que jamás podríamos haber imaginado. Aquí tengo nuevamente mi Santo Rosario, reparado y único, quien ha estado conmigo en muchas batallas espirituales y quien en mi soledad, me hace compañía para recordarme el amor de una Madre.