Rafael Salomón
Comunicador católico

Algoritmos


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Esta pandemia nos acercó más a la tecnología, de una u otra manera todos nos vimos en la necesidad de conectarnos de manera virtual y de emplear plataformas hasta hace tiempo ignoradas por no conocer su uso y posibles alcances, sin embargo, tanta actividad nos está uniendo con los que piensan de la misma manera y por causa de los algoritmos nos estamos convirtiendo en personas intolerantes.



Reflexionemos lo siguiente: En matemáticas, ciencias de la computación y otras doctrinas relacionadas, el algoritmo se define como un conjunto de preceptos establecidos e inequívocos, encontrados metódicamente y de manera limitada que permiten efectuar cómputos, procesar ciertas informaciones, dar soluciones a problemas y llevar a cabo diversas actividades.

Búsquedas

Una vez que se parte de un estado inicial y una entrada, siguiendo los procedimientos requeridos, se llega al estado final y se obtiene un resultado. Los algoritmos son el objeto de indagación de la algoritmia y aunque muchos no lo crean, estos también se pueden usar en todos los aspectos de la vida cotidiana.

Ahora vamos a la propuesta inicial, resulta que por causa de los algoritmos nuestras búsquedas y manejo de información nos permiten encontrar temas en cuanto a nuestra posición y manera de pensar, poco a poco nos vamos alejando de aquellos resultados donde se piensa distinto, de manera que el algoritmo nos acerca más información acerca de nuestros gustos y formas de pensar, confirmando así nuestra posición, ignorando aquello que es diferente.

Estamos frente a un enorme peligro, confirmar nuestras propias creencias, gustos, perspectivas y pensamientos; une a los que piensan de la misma manera, para llegar a creer que cada vez somos más y que esa manera de pensar es la correcta, única.

La verdadera riqueza está en la diversidad, en la opinión contraria, en las diversas posturas y puntos de vista. Los algoritmos solo nos conducen a opiniones similares, alejándonos de aquellos que piensan diferente.

“No se adapten a los criterios de este mundo; al contrario, transfórmense, renueven su interior, para que puedan descubrir cuál es la voluntad de Dios, qué es lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto”. Romanos 12,2

Intolerancia, radicalidad, impaciencia, son el resultado de creer que quien piensa diferente a mí o no está de acuerdo con mi forma de pensar, debe ignorarse o considerarse enemigo. Hace falta más empatía y comprensión. “La virtud es un medio entre dos vicios, que pecan, uno por exceso, otro por defecto”. Aristóteles.