Ambos ataques, atribuidos a las disidencias de las guerrillas, han dejado 19 fallecidos, 6 civiles y 13 policías, y 76 heridos
Ataques terroristas en Colombia
Dos actos terroristas, uno en Cali – capital del departamento del Valle del Cauca – y otro en Amalfi, municipio de Antioquia, ocurridos este 21 de agosto, han conmocionado a Colombia.
El primero fue un camión bomba que explotó en las adyacencias de la base aérea Marco Fidel Suárez, en el norte de Cali, mientras que el segundo fue el derribo de un helicóptero de la policía en Amalfi, a 140 km de Medellín.
Ambos ataques, atribuidos a las disidencias de las guerrillas, han dejado 19 fallecidos, 6 civiles y 13 policías, y 76 heridos.
Tanto la Conferencia de obispos como el arzobispo de Cali, Fernando Rodríguez, condenaron los hechos y clamaron por el cese de la violencia. Abogaron por la justicia y la paz.
Gustavo Petro, presidente de Colombia, ha decretado un Estado de conmoción interior en el suroccidente del país, previsto en el artículo 213 de la Constitución Política de 1991 y la Ley 137 de 1994.
El Episcopado expresó sus condolencias a los familiares de las víctimas, cuando “en estos momentos en los que la violencia sigue tocando a las puertas de los hogares colombianos sembrando dolor y desesperanza”
Pidieron a los actores del conflicto abandonar el “sendero de la muerte y recorrer el camino del respeto a la vida que dignifica y hace posible el verdadero desarrollo humano”.
Al mismo tiempo solicitaron a las autoridades intensificar la seguridad y el cuidado integral de la población civil, situando la protección de los ciudadanos como una prioridad ineludible.
“Confiamos en que el clamor nacional por el cese de la violencia sea escuchado por todos los actores que la suscitan y promueven”, indicaron.
Gustavo Petro, presidente de Colombia, ha decretado un Estado de conmoción interior. Foto: Colprensa
Fernando Rodríguez, arzobispo de Cali, en un comunicado, lamentó que la ciudad nuevamente sienta “el atronador ruido de las explosiones de bombas que acaban con vidas humanas”.
Es el cuarto acto terrorista en Cali, reconocida como una de las más importantes de Colombia, por eso, “Nos duele el sentimiento de incertidumbre y miedo. Nos duele la descomposición social y ética”.
El prelado exige justicia, que la impunidad no se convierta en paisaje, “pedimos que actúe con vehemencia la justicia para que quienes planean, deciden y realizan estos actos criminales sean sometidos a ella”.
