Asia

Dios regala su paz en los oratorios salesianos de Siria

| 10/08/2025 - 08:46





Cuando se pone a pensar en Siria, lo que primero que le viene a la mente a Jabra Nahmi Assafo son los estadios de fútbol, la tumba de san Juan Bautista o los mercados de Damasco. También recuerda el desarrollo de la que fuera la primera ciudad industrial de Oriente Medio, que montó incluso una marca de coches propia. Y es que, para su familia y para él, Siria no solo es sinónimo de guerra o destrucción, como sucede para la mayoría desde que en 2011 estallara la guerra civil.



Entonces, Jabra había cumplido su sueño de ser juez en Alepo y su mujer había terminado la carrera de Ingeniería Aeronáutica. Además de un trabajo estable, tenían una casa confortable para vivir con sus cuatro hijos pequeños.

“Lo sentí mi familia”

Desde niño, este salesiano cooperador comenzó a participar en las actividades del oratorio de Don Bosco, donde quedó enamorado del patio y los juegos. A medida que iba creciendo, el laico fue comprometiéndose como catequista, animador de grupos e incluso coordinador del oratorio de Alepo. “Lo sentí mi familia”, confiesa a Vida Nueva.

La peculiaridad de este centro juvenil es que, en Siria, la mayoría de los jóvenes son musulmanes –antes de la guerra, los católicos eran en torno al 20%, mientras que ahora apenas son un 6%– y, por lo tanto, no participan en la catequesis de los oratorios salesianos. Pero, por supuesto, no se quedan fuera de las dinámicas lúdicas… Así, los animadores realizan proyectos misioneros con la Familia Salesiana, yendo a poblados musulmanes a hacer juegos y animación con los más pequeños.

Centro Don Bosco en Alepo, Siria

En esta tarea aprendió a “hablar sobre Dios en general, sin poder hablar de Cristo”. La otra clave era “mostrar el amor, la ayuda… y centrarnos en lo común de los valores del Evangelio”. Como constata, el testimonio de estos animadores “da mucha esperanza a los niños y jóvenes; de hecho, después de acabar la actividad, muchos de ellos vienen a preguntarte cómo eres. Quieren saber más e incluso confrontan frases sobre Jesús que vienen en el Corán”.

Unas raíces comunes

Las raíces son comunes (Antioquía y Siria comparten parte de su territorio histórico y en la población de Malula se habla el arameo que hablaba Jesús) y los primeros cristianos de la región anunciaron su fe sin miedo. Lo que, tristemente, contrasta con la situación actual, en la que, ante la terrible presión de grupos yihadistas, hay muchos cristianos que viven con miedo.

Como lamenta este laico, la guerra no solo ha devastado el país y obligado a trasladar toda la industria a Turquía, sino que también hay muchos familiares y amigos que han desaparecido: “Muchos jóvenes se han quedado sin esperanza, no saben hasta cuando durará esto y no tienen ni agua”.

Todo esto lo ha relatado Jabra a los participantes de un Seminario de reflexión sobre el primer anuncio y el diálogo interreligiosos, que ha reunido en Madrid a salesianos del arco mediterráneo. En él ha deplorado el nivel de sufrimiento por los ataques de los terroristas: “Han muerto muchos cristianos por no renunciar a su fe, obligados a convertirse al islam”. Una devastación que “ha cuestionado mi fe y que, pese a todo, me ha ayudado a reafirmar mis creencias”.

Ahora vive en España

Y es que este juez, que vive en España junto a su familia desde 2015, también ha vivido experiencias positivas durante la guerra, especialmente en el oratorio de Alepo. Con la llegada de la destrucción, “se ha trabajado mucho dentro desde los centros juveniles, ya que, con las casas sin agua ni electricidad, los niños han venido a estudiar entre los bancos de la iglesia para poder ver”. Además, se han creado turnos de ayuda entre los chicos para llevar en furgonetas agua a las casas o atender a las personas mayores.

De este modo, “hemos conseguido que los jóvenes no quieren salir de la iglesia porque es donde hay encuentro, felicidad, acogida… y esto ocurre en todas las comunidades maronitas, siriacas, armenias o caldeas, tanto de las ramas ortodoxas como de las católicas”.

Centro Don Bosco en Alepo, Siria

Un rayo de luz en medio de la violencia es que se ha generado un sentimiento de ecumenismo que ha reunido por primera vez, a partir de una iniciativa salesiana, a los jóvenes de las doce confesiones cristianas presentes en Siria. Este encuentro ha logrado reunir a mil jóvenes y, como explica el juez, “ha sido un gran impulso de esperanza para los muchachos porque se han dado cuenta de que no están solos”.

Así lo han vivido los propios animadores de los oratorios salesianos. Charlie reclama que, aunque “nos quieres echar de nuestro país, de nuestra casa, tenemos más trabajo que nunca”. Hasta el punto de que “en nuestro oratorio continua la vida, como en Siria continúa la vida”, reclama este joven monitor implicado en actividades como la Liga de las Iglesias, los proyectos en pueblos, los grupos de fe y catequesis, los scouts, el teatro o las ayudas al estudio. Para otra animadora de la capital, Amal, el oratorio de Damasco “es un refugio para miles de jóvenes y niños”.

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