El reciente atentado contra la iglesia greco-ortodoxa de San Elías, en Damasco, ha sacudido los ya frágiles cimientos de la comunidad cristiana en Siria. Sin embargo, desde Alepo, el vicario apostólico Hanna Jallouf lanza un mensaje de esperanza a los medios vaticanos: “La gente tiene miedo, muchos piensan en irse del país, pero las autoridades nos han asegurado que protegerán a los cristianos. Estoy convencido de que el futuro será mejor que el pasado”.
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En declaraciones a Vatican News, Jallouf expresó su dolor por lo ocurrido: “Este atentado ha causado graves problemas no solo en términos de estabilidad social y económica, sino también desde el punto de vista de la fe”. Según el obispo, si antes del ataque el 20% de la población consideraba abandonar Siria, ahora esa cifra se eleva hasta el 90%. “El miedo ha crecido”, lamenta, “pero también lo ha hecho nuestra esperanza”.
Y es que, a pesar de la conmoción, el gobierno sirio ha garantizado a la comunidad cristiana su protección: “Nos han dicho que nuestras vidas y nuestros bienes serán defendidos, y que podremos practicar nuestra fe en plena libertad. Esa promesa nos da fuerza para seguir adelante”, afirma.
Un llamamiento contra el miedo
Jallouf no ha querido limitarse a hacer un balance de la situación. Ha alzado también la voz para animar a sus fieles, profundamente tocados por el ataque. “No tengan miedo, el futuro será mejor que el pasado. Pero hace falta tiempo, tenemos que tener paciencia”, ha dicho.
El atentado ha sido reivindicado por el grupo extremista suní Saraya Ansar al-Sunna, que en un comunicado en redes sociales amenazó con nuevos ataques. Según las autoridades sirias, el presunto autor del ataque ha sido detenido, junto con varios cómplices. También se habría incautado una importante cantidad de explosivos y armas.
“Estamos heridos, pero no vencidos”, Jallouf. El amor por nuestra tierra y la fidelidad al Evangelio son más fuertes que el terror”. “Tenemos una gran esperanza. Y eso, en Siria, es ya una forma de resistencia”, concluye.