El nuevo pastor de la diócesis catalana es ordenado en una multitudinaria eucaristía presidida por el arzobispo de Tarragona, Joan Planellas
El obispo de Lleida, Daniel Palau
“Jesús fue capaz de sentarse en la misma mesa con los pobres y los pecadores y dialogar con todos. La sencillez le hacía creíble”. Bajo esta premisa, Daniel Palau, de 52 años, se ha presentado un obispo “para el diálogo” tras su ordenación episcopal, en el marco de una eucaristía que arrancó a las once de la mañana en la catedral nueva de Lleida. La multitudinaria misa, con más de 1.200 fieles presentes, ha estado presidida por el arzobispo de Tarragona, Joan Planellas, y han concelebrado, entre otros, el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella y el ya obispo emérito de Lleida, Salvador Giménez, así como el presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Valladolid, Luis Argüello , o el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid.
El nuevo pastor catalán, que es el primer obispo español nombrado por León XIV, ha compartido que asume este nuevo ministerio con “una renovada valentía” que le permitirá a él y a los católicos “abrir las puertas de nuestro corazón para dialogar con todo el mundo”. “No lo dudo”, remarcó en una intervención que fue interrumpido constantemente por aplausos y en la que alternó el catalán, el castellano, el italiano, el inglés y el guaraní.
“No olvidemos que la sencillez es el camino preferido de Dios”, comentó el pastor, convencido de que la sinodalidad es la vía para renovar la Iglesia y ser “misioneros atrevidos”, poniendo en valor la necesidad de “sentido del humor” para crear “espacios de acogida” en la comunidad cristiana.
En este sentido, con los recientes sucesos de Torre Pacheco y el incendio de una mezquita en la localidad catalana de Piera, el obispo de Lleida puso en el primer plano de su alocución a los migrantes, para defender su dignidad y priorizó esa apuesta personal por el diálogo “a los que acaban de llegar a casas, que son muchos” y la acogida a quienes “desde la diferencia, profesan otras religiones o incluso dicen que no creen, que no tienen fe o que la han perdido”.
Con un discurso identificado estrechamente con la Doctrina Social de la Iglesia, también se presentó como un “misionero de la amistad” que busca caminar “al lado de los jóvenes, de los que buscan trabajo, de los que buscan regularizar su situación como residentes, de los que quieren vivir la fe y de los que buscan una vivienda digna”.
“Vosotros sois los que toman posesión de mí: compartiremos la vida, con sus luces y sus fragilidades, confiando siempre en el Espíritu”, se presentó ante los sacerdotes, religiosos y laicos de Lleida, que invitó a los presentes a “dejarse llevar por Dios y abrir el corazón a todo el mundo con sencillez, valentía y amistad”.
El hasta ahora decano de la Facultad de Teología de Cataluña y párroco de las parroquias de San Antonio Abad y Santa María de Corbera de Llobregat compartió con los presentes algunos momentos de su biografía personal que marcaron su vocación como los encuentros de jóvenes en Montserrat y Taizé, así como sus vivencias en el Seminario Conciliar de Barcelona.
Durante la homilía, Jaume Planellas destacó del recién estrenado obispo, no solo su trayectoria académica, sino, sobre todo, su perfil pastoral. Desde ahí, le animó a ser “un pastor cercano, que escuche y guíe con coraje en tiempos de cambio”. En la bula papal de su nombramiento, que fue leída por el consejero de la nunciatura, Giuseppe Commisso, se pone en valor las “imprescindibles virtudes humanas y sacerdotales” de Palau.
Entre las autoridades políticas presentes, se encontraba el presidente del Parlament, Josep Rull, que elogió estas primeras reflexiones de Palau al considerarlas “palabras de esperanza, fraternidad, sencillez y proximidad”.