Cómo ser más cercanos y proféticos o cuáles podrían ser las claves para convertirse en pastores de esperanza en medio de tantos desafíos fueron las preguntas que se plantearon los prelados
Obispos de Colombia celebran 119.ª asamblea
La segunda sesión de la 119.ª asamblea plenaria de los obispos de Colombia se enfocó en el valor de la esperanza frente a los desafíos pastorales en un país marcado por la polarización y la violencia.
De la mano de su colega Luis Fernando Ramos, arzobispo de Puerto Montt (Chile), han discernido en su misión pastoral, “sean pastores cercanos a un pueblo extenuado y abatido”.
¿Cómo ser más cercanos y proféticos? ¿Cuáles podrían ser las claves para convertirse en pastores de esperanza, en medio de tantos desafíos que viven hoy sus comunidades? Preguntas que tienen su asidero en el Evangelio.
El prelado chileno los invitó a acompañar a las comunidades en medio de crisis familiares, laborales y económicas. En esta ecuación entran sacerdotes, diáconos permanentes, vida consagrada y laicado.
Los obispos son facilitadores de “la conexión entre las comunidades y el Señor”, recordó. Por ello, deben plantar cara contra aquellas amenazas a la esperanza como: violencia, injusticia, abusos y clericalismo.
“Nuestra esperanza se funda en la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, que fue capaz de atravesar lo más terrible: la muerte”, dijo.
Los obispos han compartido experiencias de trabajo pastoral. Así pues, José de Jesús Quintero Díaz, vicario de Leticia, Rubén Darío Jaramillo, obispo de Buenaventura y Carlos Germán Mesa Ruiz, obispo emérito de Socorro y San Gil, relataron capítulos de su ministerio episcopal.
Mesa Ruiz, con su jerarquía de emérito, habló de sus 20 años de servicio pastoral. En su primer encargo, en 2003, cuando fue nombrado obispo de Arauca “me decían que era un laboratorio de guerra”.
Se empeñó hasta convertirlo en laboratorio de paz. “No fue fácil en este contexto tan tremendo que vive Colombia”, añadió.
Al llegar como obispo de Socorro y San Gil – departamento de Santander – pudo conocer a una diócesis con raíces comuneras, donde “hay que entender las culturas locales”.
Estando ya en retiro afirmó que “el obispo emérito no deja de ejercer sus tres oficios [diaconado, sacerdocio y episcopado] recibidos en la ordenación”.