Este pasado domingo 15 de junio, el cardenal Marcello Semeraro, prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, presidió, en la romana Basílica de San Pablo Extramuros, la ceremonia de beatificación del joven congoleño Floribert Bwana Chui.
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Responsable de aduanas, este laico, muy involucrado en su comunidad parroquial y en la Comunidad de Sant’Egidio, con la que acompañaba a muchos niños de la calle, dejó un testimonio de “martirio” con solo 26 años. Y es que, el 7 de julio de 2007, fue secuestrado en Goma, la capital de Kivu del Norte, por personas no identificadas.
Productos de mala calidad
Solo dos días más tarde, su cadáver fue encontrado y todos supieron el motivo de su asesinato: como responsable de evaluar la calidad de los alimentos que llegaban desde Ruanda, no aceptó un soborno para permitir la entrada de productos de mala calidad. Fiel a su función, “decidió no permitir la entrada a su país de alimentos procedentes de Ruanda que no hubieran obtenido las autorizaciones necesarias para su comercialización y consumo”.
Iniciada entonces la causa de beatificación, fue el pasado 25 de noviembre cuando el papa Francisco la aprobó su beatificación y definió a Floribert como “un mártir de la honestidad y de la integridad moral”. Un homenaje al que ayer se sumó León XIV, quien, en el ángelus dominical, apreció que “fue asesinado a los 26 años porque, como cristiano, se oponía a la injusticia y defendía a los pequeños y a los pobres. ¡Que su testimonio dé valor y esperanza a los jóvenes de la República Democrática del Congo y de toda África!”.
Un día después de su ascenso a los altares, el Pontífice ha recibido en audiencia, este lunes 16, a quienes viajaron desde el extranjero para asistir ayer a la ceremonia, como varios obispos de la República Democrática del Congo o miembros de la Comunidad de Sant’Egidio, como su representante en Madrid, Tíscar Espigares.
Hace dos años en Kinshasa
En un bonito discurso, Prevost ha recordado cómo el papa Francisco homenajeó a Floribert Bwana Chui en su viaje a la República Democrática del Congo, en enero de 2023, cuando se encontró con varios jóvenes en Kinshasa y le puso de ejemplo: “Un joven de solo 26 años fue asesinado en Goma por impedir el paso de alimentos en mal estado y que habrían perjudicado la salud de la gente. (…) Como cristiano, rezaba, pensaba en los demás y optó por ser honesto, diciendo ‘no’ a la inmundicia de la corrupción. Esto es mantener las manos limpias, mientras que las manos que trafican con dinero se manchan de sangre. (…) Ser honesto es brillar de día, es difundir la luz de Dios, es vivir la dicha de la justicia: ¡vencer el mal con el bien!”.
A continuación, León XIV se ha preguntado en voz alta: “¿De dónde sacó un joven la fuerza para resistir a la corrupción, arraigada en la mentalidad actual y capaz de toda violencia?”. Y se ha respondido él mismo: “La elección de mantener las manos limpias maduró en una conciencia formada por la oración, la escucha de la Palabra de Dios, la comunión con sus hermanos”.
En ese sentido, “vivió la espiritualidad de la Comunidad de Sant’Egidio, que el papa Francisco resume así oración, pobres, paz. Los pobres fueron decisivos en su vida. El beato Floribert vivió una familiaridad comprometida con los niños de la calle, empujados a Goma por la guerra, despreciados y huérfanos. Los amó con la caridad de Cristo: se interesó por ellos y se preocupó por su formación humana y cristiana”.
Fidelidad a la oración y a los pobres
De este modo, “la fuerza de Floribert crecía en su fidelidad a la oración y a los pobres”. Además de que “era un hombre de paz. En una región tan sufrida como Kivu, desgarrada por la violencia, llevó a cabo su batalla por la paz con mansedumbre, sirviendo a los pobres, practicando la amistad y el encuentro en una sociedad desgarrada”.
El mártir congoleño Floribert Bwana Chui nos muestra cómo los jóvenes pueden ser un fermento de paz “desarmada y desarmante”, y subraya el inestimable valor del testimonio de los laicos. ¡Que por la intercesión de la Virgen María y del beato Floribert se llegue pronto a la paz en…
— Papa León XIV (@Pontifex_es) June 16, 2025
Una fe y una fraternidad que contagiaba a su entorno, pues “invitó a sus amigos a no resignarse y a no vivir para sí mismos. A pesar de todo, expresó su confianza en el futuro. Dijo: ‘El Señor está preparando un mundo nuevo, donde ya no habrá guerras, los odios serán aniquilados, la violencia ya no aparecerá como un ladrón en la noche… Los niños crecerán en paz. Sí, es un gran sueño. No vivamos, pues, para lo que no vale la pena. Vivamos más bien por este gran sueño’”.
Para Prevost, “este mártir africano, en un continente lleno de jóvenes, muestra cómo estos pueden ser un fermento de paz ‘desarmada y desarmante’”, como él repite a menudo. Y es que “este laico congoleño pone de relieve el precioso valor del testimonio de los laicos y de los jóvenes. Ojalá que, por intercesión de la Virgen María y del beato Floriberto, se realice pronto la paz anhelada en Kivu, en el Congo y en toda África”.