La comunidad de Santa Rita de Castilla, en el Vicariato de Iquitos, en plena Amazonía peruana, cuenta con la presencia fecunda de varios misioneros agustinos españoles. Entre ellos se encuentra el zamorano Luis Fernández García, que comparte su alegría con Vida Nueva ante el hecho de que el nuevo papa, León XIV, sea otro misionero agustino que pasó 30 años en Perú.
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En este sentido, el religioso valora que el pontificado de Robert Prevost, quien fuera obispo de Chiclayo y vicepresidente de su Episcopado, “va a estar marcado por sus dones de la escucha y el diálogo”. Algo urgente en Perú, “donde, más que nunca, se necesitan estas cualidades”, pues “el país está pasando por una inestabilidad social que se ve reflejada en la corrupción, la violencia y la desigualdad”.
Crisis generalizada
Ante esta crisis generalizada, “la Iglesia tiene que escuchar el clamor del pueblo y ser la voz profética ante aquellos que crean las situaciones de desigualdad, corrupción y violencia. En la ciudad de Iquitos, esta semana ha habido dos asesinatos en la zona minera… De ahí la importancia del diálogo, tanto con las organizaciones sociales como públicas. Es clave que la Iglesia esté activa en estas reuniones”.
Prevost, “conocedor de este país, sabe que es católico, pero también que los que no tienen voz acuden a la Iglesia para reclamar sus luchas. Creo que el Papa potenciará más está línea, siguiendo a Francisco”. Lo que también tendrá una resonancia en Perú, donde “habrá una línea más social y comprometida con los excluidos”.
División eclesial y social
Respecto a “qué necesita este mundo”, Fernández reflexiona que “oímos mucho hablar de ‘división’ o ‘polos opuestos’, dentro de la Iglesia y la sociedad. Creo que ese es un punto que será fuerte en su pontificado: el crear lazos de unidad en todos los sectores que pueda”.
Robert Francis Prevost, ahora papa León XIV
Puesto que “vivimos en un mundo cada vez más violento, lo que se traduce en miedo y, a la vez, en más armamento”, sueña con que Prevost también sea crucial en este “reto” global y abra el camino a “la paz”.
Por último, Fernández tiene un anhelo en clave espiritual: “Francisco, desde el principio, quiso volver a la esencia del Evangelio. Volver a Jesús. Quizá sea más deseo mío, pero creo que León XIV seguirá este camino, y esto implica sanear la Iglesia desde el interior”.
