La teóloga Barbara Velik-Frank, madre de dos hijas ya mayores, se ha convertido en la primera mujer nombrada vicaria episcopal en Austria. El obispo de la Diócesis de Gurk-Klagenfurt –en el estado de Carintia, al sur del país–, Josef Marketz, le ha pedido que sea la vicaria episcopal para la sinodalidad y el desarrollo eclesiástico, en sintonía con las demandas del papa Francisco. El obispo destacaba su compromiso en el desarrollo eclesial sinodal en el que la teóloga lleva tres años implicada. Ahora, comparte con ‘Vida Nueva’ sus inquietudes.
PREGUNTA.- ¿En qué consistirá su nueva labor en la diócesis?
RESPUESTA.- En el espíritu del papa Francisco, queremos ser una Iglesia abierta, que abra sus puertas de par en par, en la que haya espacio para todos y en la que se fortalezca la vocación bautismal. Mi trabajo consistirá en impulsar este proceso de desarrollo de la Iglesia, que ya ha comenzado, en el espíritu de la sinodalidad. Para que el cambio sea posible, hay que establecer impulsos y prioridades y adaptar las estructuras. Esto requiere mucha comunicación y oportunidades de encuentro.
P.- Tras estos años trabajando en diferentes instituciones diocesanas, ¿qué supone este nombramiento?
R.- He podido adquirir mucha experiencia sobre el terreno y también he podido trabajar en diversos ámbitos, ya sea en educación, gestión, teología o en pastoral in situ. Conozco tanto las bases como las estructuras de gestión. Para mí, este nombramiento como ‘Vicaria Episcopal para el Desarrollo de la Iglesia y la Sinodalidad’ es, ante todo, un reconocimiento especial a mi trabajo hasta la fecha. Llevamos ya algún tiempo viajando como “equipo de desarrollo eclesial sinodal”. Además, naturalmente, también lo veo con un fuerte simbolismo como signo de igualdad, ya que, como mujer, se me otorga esa responsabilidad de liderazgo en la Iglesia.
P.- ¿Por qué es necesario vivir la sinodalidad en una diócesis?
R.- El papa Francisco entiende la sinodalidad como “caminar juntos” (‘syn-hodos’). Significa afrontar juntos los retos y preguntas del mundo y no ofrecer respuestas apresuradas a cuestiones (candentes) de reforma. Tampoco se trata necesariamente de reestructurar o redistribuir rápidamente los ministerios. No, ‘syn-hodos’ significa luchar juntos para encontrar soluciones, empatizar con la visión que el otro tiene de la Iglesia e intentar comprenderla. Significa encontrar compromisos o, incluso, perseverar en la tensión de la desunión.
La sinodalidad está, pues, estrechamente vinculada a la participación y a la implicación. La sinodalidad es, ante todo, un proceso espiritual, se trata de la manera en que nos reunimos. El proceso de consulta ha mostrado que muchas cuestiones de reforma tienen menos que ver con la estructura y más con las actitudes interiores. ¿Qué significa Iglesia “abierta”, por ejemplo? ¿Significa una “Iglesia no cerrada” o una “actitud acogedora y tolerante”? Cuando nos acercamos a los demás sinodalmente, implica explorar nuevas posibilidades, llegar a compromisos o encontrar nuevas formas de cooperación.
P.- Como vicaria, ¿en qué organismos diocesanos va a estar presente?
R.- El término ‘vicaria’ se refiere generalmente al titular de un cargo a quien se le han delegado ciertos poderes. Según el Derecho Canónico, el obispo diocesano tiene la facultad de establecer y asignar cargos que le apoyen en la administración de su diócesis. Las personas nombradas pueden ser sacerdotes o laicos. Como laica designada por el obispo, estoy bajo su autoridad y tengo poder ejecutivo en las áreas de desarrollo eclesiástico y sinodalidad, por lo que formo parte del equipo directivo de la diócesis. Por lo tanto, también soy miembro del consejo episcopal y del consejo diocesano. Asimismo, presido la dirección del proyecto de desarrollo eclesiástico sinodal.
P.- ¿Qué puede aportar al cargo desde su formación en Teología Pastoral?
R.- Mis estudios teológicos, especialmente mi doctorado, son la base de mi estimulante trabajo. El mundo y la fe han cambiado. Las personas y las culturas se mueven, se producen nuevos encuentros y surgen descubrimientos científicos. La teología pastoral implica enfrentarse a circunstancias sociológicas cambiantes. La investigación científica durante mis estudios, en particular, me ayudó a plantearme nuevas preguntas y a buscar respuestas sin perder de vista la teología. Me he dado cuenta de que nunca se sabe lo suficiente. Por ejemplo, mi formación como “consultora organizativa sistémica” me ayuda a comprender mejor la Iglesia como organización.