Hans Zollner: “Nadie comprende la pretensión de algunos en la Iglesia de defender a los abusadores”

El director del Instituto de Antropología de la Universidad Gregoriana cree que la normativa antiabusos decretada por el Papa no se aplica lo suficientemente en el día a día

Cinco años después de la cumbre sobre abusos en el Vaticano, convocada por el papa Francisco y organizada en Roma, Hans Zollner, director del Instituto de Antropología de la Universidad Gregoriana, cree que las normas contra la violencia sexual decretadas por el Vaticano no se aplican suficientemente en el día a día. Así lo ha expresado en una entrevista con La Croix, en la que lamenta que aún hay personas dentro de la Iglesia que “dicen que los problemas del abuso no les conciernen”.



Pero, más allá de la cuestión de la conciencia del problema, los obispos, asegura Zollner, “enfrentan una cuestión problemática”, y es que deben ser “padres” de sus sacerdotes incluso cuando surgen estas situaciones. “La única manera de superar este problema es establecer procedimientos claros en cada diócesis para abordar los problemas de abuso cuando surjan. Esto puede incluir delegar la gestión del caso o la investigación a un tercero independiente”, ha subrayado.

Por último, en cuanto a la formación, ha señalado que debe “plantearse a nivel canónico, de las relaciones con las víctimas, pero también de la comunicación o de la gestión de los sacerdotes condenados”. “El Vaticano publicó una guía sobre el procedimiento a seguir en 2020, pero no siempre es suficiente. A veces los obispos saben intelectualmente qué hacer, pero no tienen la experiencia”, ha aseverado.

“Los sacerdotes no son santos”

“Observo una persistencia, entre algunos, de la imagen de una Iglesia pura y santa, donde parece inconcebible cometer el más mínimo error. Esto lleva a no admitir la realidad de los crímenes cometidos por miembros de la Iglesia”, ha añadido. “Es una imagen que no se corresponde ni con la realidad humana de esta institución ni con las expectativas de la gente”.

De hecho, “el pueblo de Dios sabe muy bien que los sacerdotes no son santos, sino que son, como todos, pecadores. Esto puede ser comprendido por los cristianos e incluso, hasta cierto punto, perdonado. Por otro lado, nadie comprende esta obsesión de algunos en la Iglesia de pretender ser perfectos y defender a los criminales”.

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