Se abre la Puerta del Perdón y ya está en marcha el Año Jubilar Lebaniego

Unas 3.000 personas asistieron a la apertura de la Puerta del Perdón del Monasterio de Santo Toribio de Liébana, en el municipio cántabro de Camaleño

Apertura del Año Santo Lebaniego

Ayer, domingo 16 de abril, se inauguró el 74º Año Jubilar Lebaniego, seis años después de la edición anterior. En una jornada marcadamente festiva, unas 3.000 personas asistieron a la apertura de la Puerta del Perdón del Monasterio de Santo Toribio de Liébana, en el municipio cántabro de Camaleño. El templo franciscano guarda una reliquia de la cruz de Cristo que se considera como la más grande a nivel mundial. De ahí la importancia de un jubileo por el que se concederá indulgencia plenaria a todos los fieles y peregrinos participantes a lo largo del año.



Presidió la celebración el obispo de Santander, Manuel Sánchez Monge, quien rezó así: “¡Peregrinos, la Puerta del Perdón se nos abre! ¡Caminemos a contemplar el amor de Dios, expresado en el Santo Leño de la Cruz de Cristo! ¡Que, marcados por la Cruz del Señor, construyamos un mundo de amor y justicia, mientras peregrinamos a la casa del Padre!”.

Apertura del Año Santo Lebaniego

Autoridades eclesiales y civiles

A continuación, ya en el interior del templo, tuvo lugar la Misa del Peregrino, en la que también participaron varios obispos y diversas autoridades civiles locales, encabezadas por el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla; por la delegada del Gobierno, Ainoa Quiñones; y por el presidente del Parlamento de Cantabria, Joaquín Gómez. Tampoco se lo quiso perder el presidente de Asturias, Adrián Barbón.

En su homilía, Sánchez Monge llamó a centrarse en este “acontecimiento de gracia” por el que se llama a los creyentes a promover “la nueva evangelización” en la sociedad, invitando a entrar “por la puerta de Jesús” a “todos los hombres”, testigos de “una Iglesia de puertas abiertas”.

Una colecta muy especial

Tras la eucaristía, en la que lo recogido en la colecta será destinado a ayudar a los cristianos de Alepo, en Siria, y a la labor de la pastoral penitenciaria en la cárcel del Dueso, en Santoña, los fieles veneraron la reliquia de la cruz

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