“Cercanía, compasión y ternura”, este es el “estilo de Dios” (y “no es cursi”) para Francisco

Ni la agenda litúrgica navideña ha impedido que el papa Francisco renuncie a su tradicional audiencia general de los miércoles. En esta ocasión ha propuesto una meditación de Navidad a partir de la figura de san Francisco de Sales, el obispo y doctor de la Iglesia del que se cumplen 400 años de su fallecimiento precisamente un 28 de diciembre. En este sentido, el pontífice anunció la publicación de una carta apostólica para conmemorar este aniversario: “Todo pertenece al amor”.



Un amor que desarma

“En la santa Iglesia todo pertenece al amor, vive en el amor, se hace por amor y procede del amor”, escribió san Francisco de Sales en el ‘Tratado del amor de Dios’. “San Francisco de Sales afirmaba que prefería ver al Niño Jesús en el pesebre más que a todos los reyes de la tierra en sus tronos”, destacó el Papa. “Lucas insiste en el detalle del pesebre como un elemento simbólico para dar a entender qué tipo de Mesías era aquel que había nacido en Belén: humilde y pobre”, insistió Francisco.

El Papa, además de destacar el elemento del pesebre subrayó que es una característica de Dios mismo que se despoja de todo para asumir la humanidad. En un “signo que nos muestra el ‘estilo’ de Dios, que es cercanía, compasión y ternura”. “De manera que Dios hecho niño, pequeño y humilde, con su amor, es capaz de atraernos”, añadió frente a las veces en que las personas se muestras como “hierro”, es decir “somos duros, rígidos, fríos”, expuso el pontífice comenta una carta del Doctor del Amor Divino. “Dios ha encontrado el medio de atraernos seamos como seamos: con amor. No un amor posesivo y egoísta, como desgraciadamente suele ser el amor humano. Su amor es puro don, pura gracia, es todo y sólo para nosotros, para nuestro bien”, añadió. Para Francisco, el de Dios “es un amor ‘sin armas’ y que desarma a los demás”.

La Navidad no es cursi

Siguiendo el relato de la Navidad de Lucas destacó la “pobreza, entendida como renuncia a toda vanidad mundana” a la que se dedican tantos esfuerzos y dinero. “Cuidémonos de no caer en la mundanidad viviendo la Navidad como una fiesta de consumo sin sustancia”, recomendó el Papa. “No encuentro ningún otro misterio en el que se mezclen tan dulcemente la ternura y la austeridad, el amor y el dolor, la dulzura y la dureza. Sí, tengamos cuidado de no caer en la caricatura mundana de la Navidad, reducida a una celebración cursi y consumista. No, el amor de Dios no es meloso, el pesebre de Jesús nos lo demuestra. No es una bondad hipócrita que esconde la búsqueda de placeres y comodidades”, destacó.

“Que vivamos estos días de alegría con sencillez y austeridad, compartiendo con los demás”, deseó Francisco.“Nuestros mayores, que habían conocido la guerra y también el hambre, lo sabían bien: la Navidad es alegría y fiesta, ciertamente, pero con sencillez y austeridad”, confesó. “No desear nada y no rechazar nada, aceptar todo lo que Dios nos envía. Pero, ¡cuidado! Siempre y sólo por amor, porque Dios nos ama y sólo quiere nuestro bien”, recomendó finalmente a partir de una de las últimas palabras de san Francisco de Sales antes de morir. “Que conceda a la martirizada Ucrania, oprimida por la brutalidad de la guerra, el anhelado don de la paz”, deseo el pontífice en el saludo final de la audiencia, en la que también pidió oraciones por el papa emérito Benedicto XVI.

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