Francisco reza en octubre por lograr “una iglesia abierta a todos”

El pontífice, en su intención para la oración mensual, pide que la comunidad cristiana “viva cada vez más la sinodalidad y sea un lugar de solidaridad, fraternidad y acogida”

Quesa un año para que se celebre en Roma el Sínodo sobre la Sinodalidad. Con razón la invitación del papa Francisco, en su intención para la oración del mes de octubre, invita a rezar “para que la Iglesia, fiel al Evangelio y valiente en su anuncio, viva cada vez más la sinodalidad y sea un lugar de solidaridad, fraternidad y acogida”. Y es que el pontífice, desea, este el título de la intención, “una iglesia abierta a todos”.



En esta ocasión, la Red mundial de Oración del Papa, ha contado con el apoyo de la Secretaría General del Sínodo, para remarcar que para la Iglesia el Sínodo “no es una encuesta”: “no se trata de recoger opiniones, ni hacer un parlamento”, sino de “escucharse entre sí en nuestra diversidad”, y sobre todo “escuchar al protagonista, que es el Espíritu Santo”. “Hacer sínodo” se trata de aprender a escucharse, de hablar con el otro —incluso con quienes están fuera, en el margen— para buscar “la cercanía, que es el estilo de Dios”, señala el pontífice.

Texto íntegro

¿Qué significa “hacer sínodo”? Significa caminar juntos: sí-no-do. En griego es eso, “caminar juntos” y caminar en la misma dirección.

Y esto es lo que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio. Que retome la conciencia que es un pueblo en camino y que debe hacerlo junto.

Una Iglesia con este estilo sinodal es una Iglesia de la escucha, que sabe que escuchar es más que oír. Es escucharse entre sí en nuestra diversidad y abrir puertas a los que están fuera de la Iglesia. No se trata de recoger opiniones, ni hacer un parlamento. El sínodo no es una encuesta; se trata de escuchar al protagonista, que es el Espíritu Santo, se trata de rezar. Sin oración, no habrá Sínodo.

Aprovechemos esta oportunidad para ser una Iglesia de la cercanía, que es el estilo de Dios, la cercanía. Y demos las gracias a todo el pueblo de Dios que, con su escucha atenta, está recorriendo un camino sinodal.

Recemos para que la Iglesia, fiel al Evangelio y valiente en su anuncio, viva cada vez más la sinodalidad y sea un lugar de solidaridad, de fraternidad y de acogida.

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