Vicepresidente de los obispos de México: “La escasez de vocaciones es un signo de los tiempos”

El arzobispo Gustavo Rodríguez aseguró que si bien la falta de vocaciones es una situación que debe “movernos y apurarnos”, “no nos debe asustar porque Dios provee”

Gustavo Rodríguez Vega

Al celebrar la Jornada de la Vida Consagrada, el arzobispo de Yucatán y vicepresidente de los obispos de México, Gustavo Rodríguez Vega, consideró que la escasez de vocaciones religiosas es un signo de los tiempos que “debe movernos y apurarnos para darle a los laicos el lugar que merecen en la Iglesia y del que se les ha privado”.



Al celebrar la eucaristía con motivo de esta jornada, el arzobispo se dirigió a sus hermanos y hermanas de la vida consagrada, a quienes les dijo que, pese a la enorme escasez en las vocaciones, esto no debe asustar a la Iglesia, “porque Dios provee; porque Dios nunca falta”.

Gustavo Rodríguez destacó el papel de los miembros de la vida consagrada pues –dijo– todas las obras de misericordia se cumplen gracias ellos: “la misión evangelizadora se puede extender gracias a la vida consagrada”.

“Es así que los carismas religiosos se manifiestan a toda la comunidad por la presencia de la vida consagrada, y aunque sean muchas y muchos, no son suficientes, todavía querríamos tener más consagradas y consagrados”.

No obstante, también hizo un llamado a los religiosos y religiosas a que brille más su testimonio, pues hay “algunos ejemplos muy tristes, pero la verdad es que la mayoría han dado un testimonio hermosísimo”.

El mejor antídoto para el clericalismo

El arzobispo de Yucatán aprovechó la ocasión para dirigirse a los religiosos o religiosas que cuando ya no pueden desempeñar las tareas o misiones que antes hacían, dicen sentirse inútiles. A ellos los exhortó a hacer lo que Simeón y Ana: “continuar con su consagración y su esperanza hasta el final”.

Y es que –dijo Rodríguez- “somos útiles para dar el testimonio mientras vivimos, y ojalá que después de morir todavía seamos muy útiles, dejando un excelente testimonio, una excelente luz”.

Por otro lado, aseguró que el Sínodo sobre la Sinodalidad es un mensaje fuerte del papa Francisco para tratar de hacer vivo, actual, eficiente y eficaz el Concilio Vaticano II.

“Cómo reducir todo el contenido del Concilio Vaticano II en una pequeña frase, lo podríamos decir así: la Iglesia es el pueblo de Dios“, señaló.

Gustavo Rodríguez también calificó la sinodalidad como el mejor antídoto para el clericalismo y para la autoreferencialidad: “necesitamos que todo el pueblo de Dios se sienta auténticamente cristiano y con responsabilidades dentro de la Iglesia y en favor de la sociedad”.

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