Francisco advierte en el ángelus: “El que hace el bien invierte para la eternidad”

“Basar la vida en la Palabra de Dios no es huir de la historia, sino sumergirse en las realidades terrenales para hacerlas sólidas”, advierte el Papa, mientras alienta los compromisos de la COP26

Tras la celebración de la eucaristía en la 5ª Jornada Mundial de los Pobres, el papa Francisco ha rezado el ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro. De hecho, el pontífice se ha referido a esta jornada y a la celebración realizada con este motivo en Asís. También ha recordado que está concluyendo la COP26 en la ciudad escocesa de Glasgow. El Papa ha invitado a todos a tener la valentía y la firmeza de para seguir cuidando de la casa común como elemento de ciudadanía activa, recordando que se lanza en este día la Plataforma Laudato Si’. También ha recordado a los enfermos de diabetes en el día de su jornada mundial.



Invertir en lo eterno

El pontífice, comentando el evangelio del día, en el que Jesús anuncia el fin del mundo (cf. Mc 13, 24-32), señaló que el Señor “establece una distinción entre las cosas penúltimas, que pasan, y las últimas, que permanecen. Este es un mensaje precioso para nosotros, para guiarnos en las elecciones importantes de la vida”. “¿En qué debemos invertir nuestra vida? ¿En lo que es transitorio o en las palabras del Señor, que permanecen para siempre? Obviamente en estos. Pero no es fácil”, respondió el pontífice.

“Las cosas que caen bajo nuestros sentidos y nos dan una satisfacción inmediata nos atraen, mientras que las palabras del Señor, aunque son hermosas, van más allá de lo inmediato y requieren paciencia. Tenemos la tentación de aferrarnos a lo que vemos y tocamos y a lo que nos parece más seguro”, advirtió Bergoglio trayendo la referencia de la casa construida sobre roca y no sobre arena.

Escapar de la inmediatez

Por ello, siguió preguntándose el Papa: “¿Cuál es el centro, el corazón palpitante de la Palabra de Dios? En definitiva, ¿qué es lo que da solidez a la vida y no se acaba nunca?” A lo que respondió que “el que hace el bien invierte para la eternidad. Cuando vemos a una persona generosa y servicial, mansa, paciente, que no es envidiosa, que no parlotea, que no se jacta, que no se hincha de orgullo, que no falta al respeto, ésta es una persona que construye el Cielo en la tierra. Puede que no tenga visibilidad ni carrera, pero lo que haga no se perderá. Porque el bien nunca se pierde, permanece para siempre”, sentenció.

“Sólo quedará el amor. Basar la vida en la Palabra de Dios, por tanto, no es huir de la historia, sino sumergirse en las realidades terrenales para hacerlas sólidas, para transformarlas con amor, imprimiendo en ellas el signo de la eternidad, el signo de Dios”, propuso Francisco. Y citando a san Ignacio de Loyola, recomendó que “antes de decidirnos, imaginemos que estamos ante Jesús, como al final de la vida, ante Aquel que es el amor. Pensando en nosotros mismos allí, en su presencia, en el umbral de la eternidad, tomamos la decisión de hoy. Puede que no sea la más fácil, la más inmediata, pero será la buena”.

Noticias relacionadas
Compartir