Sebastián, el español que cautivó al Papa en la Jornada de los Pobres en Asís

  • Este mallorquín que descendió al infierno de la droga y la cárcel fue rescatado por un sacerdote y por Cáritas y hoy ha recuperado la fe
  • “Durante un tiempo tuve que mendigar para vivir, pero ahora soy un mendigo de la misericordia de Jesús”, explico ante Francisco

“Desde hace un año vivo en Toledo, donde el Señor me ha cambiado la vida”. Con estas palabras, el mallorquín Sebastián del Valle compartió su testimonio vital con Francisco durante el encuentro promovido por el Papa en Asís con motivo de la Jornada Mundial de los Pobres.



Este creyente español confesó ante el pontífice cómo en su juventud se convirtió en un adicto a los estupefacientes. “Abandoné los estudios con quince años y comencé a consumí drogas”, relató, explicando cómo aquello le llevó a una vida “con coches de alta gama, mujeres…”.  “Me hacía daño y hacía daño a otros”, compartió. Esta espiral desenfreno le llevó a la cárcel durante un tiempo.

Muchos vicios

A su salida de prisión, comenzó a trabajar como feriante, pero de nuevo cayó, como él mismo explicó “en muchos vicios”. La pandemia frenó en seco a Sebastián. “Durante varias semanas estuve durmiendo en la calle”, recordó hasta que la Iglesia salió a su rescate: “Me recibió con una sonrisa”.

Fue el sacerdote Santiago Conde, quien le puso en contacto con Cáritas y le propuso ubicarse en Toledo. A partir de ahí, todo cambio. “Durante un tiempo tuve que mendigar para vivir, pero ahora soy un mendigo de la misericordia de Jesús”, compartió con los asistentes al foro convocado por el Papa en la basílica de Santa María de los Ángeles de Asís.

Y es que, a la ayuda de Cáritas que le acogió en un centro de personas sin hogar, se sumó una experiencia en unos retiros espirituales, entre ellos la experiencia de Emaús. “Me confesé durante tres horas. Algunos pensaban que me había vuelto loco, pero yo continué hasta hoy con mi alabanza”, explicó visiblemente emocionado ante el Papa. “¡Jesucristo ha resucitado! Jesús está vivo y me ha salvado”, entonó Sebastián como proclama final.

 

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