El obispo de San Justo manifestó que “hay pueblada en Ramos Mejía”

El titular de la diócesis bonaerense, Eduardo García, mostró un claro gesto de cercanía hacia los familiares del kioskero asesinado

El obispo de la diócesis de San Justo, Eduardo H. García, emitió un mensaje titulado: “Ante la injusta y absurda muerte de Roberto”, en respuesta al asesinato de este trabajador y el posterior enfrentamiento entre los vecinos de Ramos Mejía (provincia de Buenos Aires) y las fuerzas policiales.



El mismo comunicado explica quién era Roberto: “… era un hombre de trabajo, con familia, hijos, y ayer fue asesinado. Vecino apreciado, comerciante respetado, papá querido, marido amado”.

Los hechos

Autores y víctimas de este hecho mostraron una dolorosa realidad cada vez má frecuente en el país.

Lamentablemente, el domingo mientras trabajaba en su kiosko fue abordado por una pareja y lo mataron. El presunto asesino, de 29 años, había salido el año pasado de la cárcel. Su pareja, una joven de 15 años, embarazada. Después del disparo, robaron un auto y una moto para escapar, pero fueron perseguidos por la policía. Chocaron y fueron capturados.

Los vecinos de la localidad bonaerense organizaron una marcha desde el local hacia la comisaría, en reclamo de seguridad y mayor presencia policial en las calles.

La policía, sin embargo, estuvo presente para evitar el acceso de los vecinos a la comisaría. Y hubo enfrentamientos (insultos, piedras, gases lacrimógenos).

Las palabras del obispo

El obispo señaló los motivos de la marcha: “El pueblo de Ramos Mejía salió a la calle a decirlo porque Roberto sos vos, yo, tu papá, tu hijo… Hay pueblada en Ramos Mejía. La voz de la gente se hace escuchar”.

Asimismo, se mostró cercano a la familia, no solo de Roberto sino de tantas otras que sufrieron las víctimas. “Abrazamos el dolor de la familia y de tantas que han perdido seres queridos víctimas de la violencia. Caminamos al ritmo de sus pasos que hoy que arrastran lágrimas“, expresó García.

Además, afirmó que el dolor no les ciega el entendimiento, y pidió la mirada atenta de quienes tienen la responsabilidad de cuidar a los ciudadanos para que no les gane el miedo que paraliza la vida y la convivencia sana entre los matanceros.

Invitó a rezar por Roberto, su familia y amigos. Finalmente, el obispo anheló: “Que la paz encuentre lugar en sus corazones heridos y que atraviesen este tiempo de dolor inmenso con serena esperanza”.

 

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