El crowdfunding entra al convento

La Historia nos enseña que los fenómenos naturales imprevistos han movido oleadas de solidaridad. Así sucedió durante la plaga del siglo XIV cuando aumentaron los legados testamentarios. En nuestros días, la emergencia del Covid ha despertado la solidaridad de una forma peculiar mediante el crowdfunding, la microfinanciación a través de plataformas digitales.



Fenómenos como el crowdfunding o el fundraising hunden sus raíces en la misma historia de la Iglesia. Incluso aquello que parece inherente a Internet, como la visibilidad mutua entre donantes, encuentra un precedente histórico, por ejemplo, en la práctica generalizada en muchas iglesias de colocar un pergamino en el respaldo de los bancos con el nombre de la familia o de la persona que hizo una oferta.

El crowdfunding se ha popularizado en Italia a partir de 2013. Desde entonces, ha habido numerosos proyectos promovidos por parroquias y congregaciones religiosas para la restauración de edificios religiosos u obras de arte. La última novedad es la difusión de campañas promovidas por religiosas que viven de la Providencia para apoyar a sus comunidades. Las monjas de Sant’Angelo en Pontano han confiado en Gofundme para recaudar los fondos necesarios para ampliar la hospedería donde viven desde 2016, cuando el terremoto dañó su monasterio.

Hasta ahora han recaudado casi 10.000 euros de 78 donantes, pero el objetivo es ambicioso porque necesitan 300.000 euros. En Produzioni dal Basso, se lanzó una campaña de solidaridad hacia las religiosas de clausura del Monasterio de Santa Chiara en Oristano. Un grupo de amigos del convento produjo un libro fotográfico que documenta la vida de las Clarisas. El proyecto superó el objetivo de los 10.000 euros gracias a las aportaciones de 186 mecenas.

Relaciones de confianza

En Francia se fundó CredoFunding, una plataforma de crowdfunding para proyectos de las comunidades cristianas a través de donaciones y préstamos, que cuenta con 48.000 suscriptores. Desde 2014 ha financiado 700 proyectos por un total de 12 millones de euros donados y 15 millones de euros en modalidad de préstamo.

Entre los proyectos exitosos, destaca el promovido por las Hermanas Apostólicas de San Juan, que plantea un problema acuciante: el cuidado de las monjas ancianas y enfermas. Recogieron donaciones de 1.598 personas por un valor de 174.654 euros, superando la meta de los 150.000 euros necesarios para reformar sus instalaciones y crear una enfermería.

Los promotores de los proyectos tienen que implicar a los donantes en su idea y explicarlo en persona a través de un video que facilita la construcción de una relación de confianza, especialmente, en ausencia de una relación directa entre el donante y el destinatario. Esta es quizás la característica del crowdfunding que crea más dificultades para quien lanza un proyecto en cualquier ámbito por la consolidada resistencia cultural a pedir ayuda.

A esto se suma un rasgo peculiar del tercer sector, por el cual se espera que los buenos proyectos puedan hablar por sí mismos. Pareciera que hacer el bien excluyese el autopublicitarlo. Si a esto le sumamos el hecho de que la vida cotidiana de las religiosas, sobre todo las de clausura, se caracteriza por estar retiradas del mundo para dedicarse a la oración y al trabajo y permanecer al margen Internet y de las formas narrativas del crowdfunding. Hay numerosas congregaciones que están familiarizándose con este lenguaje y sus reglas.

Campañas femeninas

No debemos olvidar que se trata de campañas impulsadas por mujeres. La investigación sobre crowdfunding está mostrando dinámicas interesantes con respecto al sexo de los promotores de campañas. Los investigadores se preguntaron si el crowdfunding permitía eludir la discriminación en el acceso a las donaciones generalizada en los canales tradicionales.

Los resultados muestran que las mujeres están presentes en un porcentaje más bajo que los hombres entre los planificadores de campañas de crowdfunding y los financiadores. El diseño de las campañas suele estar a cargo de las mentes femeninas, especialmente, si se trata de proyectos de sectores como la danza, la moda o la alimentación. Son minoritarias en sectores como los videojuegos, el cómic y la tecnología.

Se ha comprobado que los donantes masculinos suelen favorecer los proyectos impulsados por hombres. Hay una excepción interesante. Es la que se produce cuando una mujer presenta un proyecto en un contexto típicamente masculino y es entonces cuando otras mujeres deciden apoyarla. Por ejemplo, en el caso de proyectos tecnológicos. No sabemos si las iniciativas de las hermanas fueron apoyadas también por mujeres. Sin duda, sería una hermosa forma de solidaridad femenina.

*Reportaje original publicado en el número de octubre de 2021 de Donne Chiesa Mondo. Traducción de Vida Nueva

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