Esta es la oración con la que el pueblo de México se consagró hace 126 años a la Virgen de Guadalupe

Al celebrar la ‘Misa de las rosas’, el arzobispo primado de México pidió a los católicos volver a consagrarse con esa misma oración, ahora que el país atraviesa por tinieblas y sombras

Misa en la Basílica de Guadalupe

Este martes 12 de octubre se cumplieron 126 años de que el pueblo de México se consagrara a la Virgen de Guadalupe en el marco de la coronación pontificia de la sagrada imagen, celebrada en la Antigua Basílica de Guadalupe.



Al presidir la tradicional ‘Misa de las rosas’, el cardenal Carlos Aguiar Retes, arzobispo de México, llamó a la comunidad católica a renovar su confianza y esperanza en la Morenita del Tepeyac, consagrándose de nuevo con la misma oración:

“Salve, Augusta Reina de los mexicanos, Madre Santísima de Guadalupe, salve. Ante tu trono y delante del cielo, renuevo el juramento de mis antepasados, aclamándote Patrona de mi patria, México; confesando tu milagrosa aparición en el Tepeyac y consagrándote cuanto soy y tengo. Tuyo soy gran Señora, acéptame y bendíceme. Amén”.

La “Misa de las rosas” la celebra el Arzobispo de México dos veces al año: el 12 de diciembre, solemnidad de Santa María de Guadalupe, y el 12 de octubre, Día de la Raza, en el que se conmemoran cuatro acontecimientos: el inicio de la evangelización en América; el aniversario de la Coronación Pontificia de la imagen de Santa María de Guadalupe (1895); la consagración de la nueva Basílica de Guadalupe (1976), y el traslado de la Sagrada Imagen de Santa María de Guadalupe a la nueva Basílica (1976).

La corona de la Virgen de Guadalupe

La corona pontificia de la Virgen de Guadalupe le fue otorgada por el papa León XIII en 1887, pero la coronación tuvo lugar hasta el 12 de octubre de 1895 en la Antigua Basílica de Guadalupe, hoy templo expiatorio a Cristo Rey.

Corona de la Virgen de Guadalupe

Corona de la Virgen de Guadalupe. Foto: INBG

De acuerdo con información de la Arquidiócesis de México, la corona mide 62 centímetros de altura por 59 centímetros de circunferencia, y en ella aparecen diversos elementos que muestran el amor de la Iglesia mexicana por Santa María de Guadalupe.

Se divide en cuatro niveles: en el primer nivel o remate, destaca la cruz que significa la protección divina y mariana sobre México; el águila heráldica devorando una serpiente, y un globo terráqueo en el que se observa América, especialmente México.

En el segundo nivel o cúpula se pueden ver seis fajas verticales de rosas y otras seis de estrellas. En el tercer nivel o cuerpo hay seis  ángeles alusivos a las provincias que había en México en 1985, también aparecen los seis escudos de los arzobispados y otras seis rosas alusivas al milagro guadalupano. De estas rosas surgen ángeles.

Finalmente, en el cuarto nivel, conocido también como diadema o base, se pueden ver 52 estrellas, 22 medallones con ramos de rosas; los 22 nombres de los obispados que existían en aquel entonces, así como igual número de ángeles alternando con estrellas.

Ser luz en medio de las tinieblas

En su homilía de la “Misa de las rosas”, el Arzobispo de México aseguró que nuestro país hoy camina en tinieblas y sombras ante muchas situaciones y planteamientos, pero ante la realidad por más desafiante que sea –dijo– debemos reforzar nuestra fe y nuestra confianza en quien nos ama y nos auxilia.

En este contexto, aseguró que los cristianos en la Ciudad de México están llamados a dar testimonio, colaborando en los servicios sociales; “así seremos luz para todos los que caminan en tinieblas. Ésta es la razón del llamado, que nos hace el papa Francisco, a caminar juntos, a vivir la sinodalidad y la misión“.

Puso como ejemplo la Visita Pastoral que realiza él y sus cinco obispos auxiliares a las parroquias y rectorías de la Arquidiócesis de México, con la finalidad de conocer las realidades de sus distintos ambientes y escuchar las necesidades y proyectos pastorales, que se han planteado en cada templo.

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