El Papa en su primer Regina Coeli de Pascua: “No nos cansemos nunca de buscar a Cristo resucitado”

  • “Encontrar a Cristo significa descubrir la paz del corazón”, ha dicho Francisco al introducir la oración mariana
  • Antes de concluir, ha dirigido un saludo particular a los ancianos y a los enfermos

“No nos cansemos nunca de buscar a Cristo resucitado, que da vida en abundancia a quienes lo encuentran. Encontrar a Cristo significa descubrir la paz del corazón”. Así lo ha afirmado el papa Francisco hoy, lunes de Pascua, al introducir el Regina Coeli desde la Biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano.



“El lunes de Pascua también se llama lunes del ángel, porque recordamos el encuentro del ángel con las mujeres que acudieron al sepulcro (Mt 28, 1-15). A ellas, el ángel les dice: ‘Sé que buscáis a Jesús, el crucificado. No está aquí. Ha resucitado'” (vv. 5-6), ha comenzado el Pontífice su alocución previa a la oración mariana.

La expresión ‘ha resucitado’ está “más allá de la capacidad humana”, ha añadido, para luego rematar: “Incluso las mujeres que habían ido al sepulcro y lo encontraron abierto y vacío, no pudieron decir: ‘Ha resucitado’, sino solo que el sepulcro estaba vacío. Solo un ángel podría decir que Jesús resucitó, como un ángel podría decirle a María: ‘Vas a concebir un hijo… y será llamado Hijo del Altísimo’ ( Lc 1, 31)”.

La victoria de Dios sobre el mal

Mateo narra que en esa madrugada pascual “hubo un gran terremoto. En efecto, un ángel del Señor descendió del cielo, se acercó, hizo rodar la piedra y se sentó sobre ella” (cf. v. 2)”. “Esa gran piedra, que debería haber sido el sello de la victoria del mal y la muerte, fue colocada debajo de los pies, se convierte en el banquillo del ángel del Señor. Todos los planes y defensas de los enemigos y perseguidores de Jesús fueron en vano”, ha señalado Jorge Mario Bergoglio.

En el mismo sentido, ha continuado indicando que “la imagen del ángel sentado en la piedra de la tumba es la manifestación concreta y visual de la victoria de Dios sobre el mal, de la victoria de Cristo sobre el príncipe de este mundo, de la luz sobre las tinieblas. La tumba de Jesús no fue descubierta por un fenómeno físico, sino por la intervención del Señor. El aspecto del ángel ‘era como un relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve’ (v. 3). Estos detalles son símbolos que afirman la intervención del mismo Dios, portador de una nueva era”.

Como ha recordado Francisco, ante esta intervención de Dios, se produce una doble reacción. En primer lugar, “la de los guardias, que no pueden enfrentarse a la fuerza abrumadora de Dios y están conmocionados por un terremoto interior: estaban atónitos (cf. v. 4). El poder de la Resurrección derroca a quienes fueron utilizados para asegurar la aparente victoria de la muerte”. En segundo lugar, “la de las mujeres, que están expresamente invitadas por el ángel del Señor a no temer: ‘¡No tienes miedo!’ (v. 5) y no buscar a Jesús en el sepulcro”.

Jesús vive, el amor ha ganado

Según ha destacado Bergoglio, “las mujeres del Evangelio, después de la perturbación inicial, sienten una gran alegría al encontrar vivo al Maestro (cf. vv. 8-9). En este tiempo pascual deseo que todos tengan la misma experiencia espiritual, acogiendo en el corazón, en los hogares y en las familias la buena noticia de la Pascua: ‘Cristo resucitado ya no muere, la muerte ya no tiene poder sobre él’ (Antífona de Comunión)”.

“Esta certeza nos lleva a rezar, hoy y durante todo el período pascual: ‘Regina Coeli, laetare’ –’Reina del cielo, alégrate’–. El ángel Gabriel le saludó así la primera vez: ‘¡Alégrate, llena eres de gracia!’ ( Lc 1, 28). Ahora la alegría de María es completa: Jesús vive, el amor ha ganado. ¡Que también sea nuestra alegría!”, ha subrayado.

Antes de concluir, el Papa ha dirigido un saludo particular a los ancianos y a los enfermos. “Les envío una palabra de aliento. Estoy cerca de ustedes”, ha concluido.

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