El papa Francisco pide, en el Día de la Discapacidad, construir la humanidad desde “la roca de la inclusión”

“La pandemia ha puesto en evidencia aún más las disparidades y las diferencias que caracterizan nuestro tiempo, sobre todo en detrimento de los más débiles. Por esta razón, una primera ‘roca’ sobre la que se deba edificar nuestra casa es la inclusión”. Así lo ha expresado el papa Francisco hoy en su mensaje con motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad.



Para el Papa, “la inclusión debería ser la ‘roca’ sobre la que las instituciones civiles construyan programas e iniciativas, para que nadie quede excluido, especialmente quienes se encuentran en mayor dificultad”, porque “la fuerza de una cadena depende del cuidado que se dé a los eslabones más débiles”.

Después pedir que se edifique la sociedad desde la “roca” de la inclusión, el Pontífice entra en el ámbito eclesial para exigir que exista “una formación ordinaria para sacerdotes, seminaristas, religiosos, catequistas y agentes de pastoral, sobre la relación entre la discapacidad y el uso de instrumentos pastorales inclusivos”. Y “que las comunidades parroquiales se comprometan a que se desarrolle en los fieles el estilo de acogida hacia las personas con discapacidad”, ya que “crear una parroquia plenamente accesible requiere no solo que se eliminen las barreras arquitectónicas, sino que los parroquianos asuman sobre todo actitudes y acciones de solidaridad y servicio hacia las personas con discapacidad y hacia sus familias. El objetivo está en que lleguemos a dejar de hablar de ‘ellos’ y lo hagamos solo de ‘nosotros'”.

El tema de este año es ‘Reconstruir mejor: hacia un mundo post Covid-19 que incluya la discapacidad, accesible y sostenible’. Un título que a Francisco le evoca la parábola de la casa construida sobre roca o sobre arena (cf. Mt 7,24-27; Lc 6,47-49). Y, sobre ella, vertebra su mensaje denunciando la amenaza de la cultura del descarte y promoviendo la roca de la inclusión y la roca de la participación activa.

La amenaza de la cultura del descarte

Tras la “roca” de la inclusión, Jorge Mario Bergoglio se refiere, una vez más, a la cultura del descarte, que “afecta principalmente a los sectores más frágiles, entre los que se encuentran las personas con discapacidad. En los últimos cincuenta años se han dado pasos importantes, tanto en el ámbito de las instituciones civiles como de las realidades eclesiales. La conciencia de la dignidad de cada persona ha aumentado, lo que ha llevado a tomar decisiones valientes para la inclusión de cuantos padecen una limitación física y/o psíquica”. Sin embargo, “todavía subsisten en el sustrato cultural demasiadas expresiones que contradicen de hecho este enfoque. Debido también a una mentalidad narcisista y utilitarista, se constatan actitudes de rechazo que conducen a la marginación, sin considerar que, inevitablemente, la fragilidad pertenece a todos”, agrega.

Por lo tanto, “es importante, especialmente en este Día, promover una cultura de la vida, que afirme continuamente la dignidad de cada persona, en particular en defensa de los hombres y mujeres con discapacidad, de cualquier edad y condición social”, recalca.

La “roca” de la participación activa

Por último, sobre la “roca” de la participación activa, en el plano eclesial, Bergoglio insiste en “el derecho de las personas con discapacidad a recibir los sacramentos como los demás miembros de la Iglesia. Todas las celebraciones litúrgicas de la parroquia deberían ser accesibles, para que cada uno pueda profundizar, celebrar y vivir la propia fe. Se debe prestar especial atención a las personas con discapacidad que aún no han recibido los sacramentos de la iniciación cristiana: estas podrían ser acogidas e incluidas en el itinerario de catequesis para la preparación a estos sacramentos”. Y añade: “La gracia de la que son portadores no puede ser negada a nadie”.

Según sus palabras, “las personas con discapacidad, tanto en la sociedad como en la Iglesia, piden convertirse en sujetos activos de la pastoral y no solo en destinatarios. La participación activa de las personas con discapacidad en la catequesis constituye una gran riqueza para la vida de toda la parroquia”. Asimismo, “también la presencia de personas con discapacidad entre los catequistas, según sus propias capacidades, representa un recurso para la comunidad. En este sentido, es preciso favorecer su formación, para que puedan adquirir además una preparación más avanzada en el campo teológico y catequético”, apunta.

Al acabar su carta, el Papa anima a cuantos, “cada día y a menudo en el silencio, se sacrifican en favor de las situaciones de fragilidad y discapacidad”. “Que la voluntad común de ‘reconstruir mejor’ pueda desencadenar sinergias entre las organizaciones tanto civiles como eclesiales, para edificar, contra toda intemperie, una ‘casa’ sólida, capaz de acoger también a las personas con discapacidad, porque está construida sobre la roca de la inclusión y de la participación activa”, concluye.

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