Papa Francisco: “Estamos llamados a creer en la resurrección no como un espejismo, sino como algo que está presente”

El papa Francisco en la misa por los cardenales y obispos difuntos en 2020

“La revelación de Jesús hoy nos interpela a todos. Estamos llamados a creer en la resurrección no como una especie de espejismo en el horizonte, sino como algo que está presente y nos involucra misteriosamente ya desde ahora. Y, sin embargo, esta misma fe en la resurrección no ignora ni enmascara el desconcierto que humanamente experimentamos ante la muerte”. Así se ha expresado esta mañana el papa Francisco, durante la misa celebrada en la Basílica de San Pedro en sufragio de los cardenales y obispos fallecidos durante este año.



El Papa ha continuado su alocución recordando que “el mismo Jesús experimentó también el drama del luto, la amargura de las lágrimas derramadas por el fallecimiento de un ser querido. Pero esto no disminuye la luz de la verdad que emana de su revelación”. Hoy, por lo tanto, “es a nosotros a quienes el Señor nos llama a renovar el gran salto de fe, entrando ya desde ahora en la luz de la resurrección”, ha explicado.

Para Francisco, “los amorosos designios de Dios para sus elegidos escapan completamente a aquellos que tienen la realidad mundana como único horizonte”. Al rezar por los cardenales y obispos que han fallecido durante este último año, “pedimos al Señor que nos ayude a considerar su parábola existencial de la manera correcta. Le pedimos que disuelva esa melancolía negativa que a veces nos penetra, como si todo terminara con la muerte”.

“Un sentimiento alejado de la fe”

Según Jorge Mario Bergoglio, pensar que la muerte es el final es “un sentimiento alejado de la fe, que se añade al miedo humano de tener que morir, y del que nadie puede decir que es completamente inmune”. Por esta razón, “ante el enigma de la muerte, incluso el creyente debe convertirse continuamente. Cada día estamos llamados a ir más allá de la imagen que instintivamente tenemos de la muerte como aniquilación total de una persona; a trascender lo evidente, los pensamientos sistemáticos y obvios, las opiniones comunes, a encomendarnos enteramente al Señor”, ha aseverado.

Para el Pontífice, la oración en sufragio por los difuntos, “elevada en la confianza de que viven con Dios, extiende así sus beneficios también a nosotros, peregrinos aquí en la tierra. Nos educa para una auténtica visión de la vida; nos revela el sentido de las tribulaciones que debemos atravesar para entrar en el Reino de Dios; nos abre a la verdadera libertad, disponiéndonos a la búsqueda continua de los bienes eternos”.

Antes de concluir su homilía, Bergoglio ha señalado que “la vida de un siervo del Evangelio gira en torno al deseo de lograr todo aquello que agrada al Señor. Este es el criterio de cada elección que hace, de cada paso que da. Recordemos, pues, con gratitud el testimonio de los cardenales y obispos difuntos que vivieron en la fidelidad a la voluntad divina; recemos por ellos, tratando de seguir su ejemplo”. Y ha finalizado deseando que “el Señor derrame siempre sobre nosotros su Espíritu de sabiduría, de manera especial en este tiempo de prueba. Particularmente en los momentos en que el camino se hace más difícil, no nos abandona, permanece con nosotros, fiel a su promesa: ‘Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos’ (Mt 28,20)”.

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