Experto pide a sacerdotes aprovechar su prestigio para que nadie pase hambre en cuarentena

La crisis humanitaria a causa de la pandemia de coronavirus Covid- 19 y el consecuente aislamiento en el que se encuentran millones de familias en todo el mundo, ha generado que muchas de ellas pierdan el sentido de su vida, y esto, a su vez, ha provocado un nuevo despertar del sentido religioso en la sociedad.



Así lo consideró el sacerdote Benjamín Bravo, especialista en pastoral urbana de la Arquidiócesis de México, quien explica que no es que todo el mundo hoy diga la palabra ‘Dios’, “pero sí empiezan a reconciliarse entre parientes, a encontrarse como esposos, a convivir más con los hijos. Por eso, en esta situación que estamos viviendo, cada familia puede ser un infierno o un principio de cielo”.

La importancia de una Iglesia testigo

El experto en pastoral urbana -uno de los más reconocidos en América Latina- calcula que este despertar religioso se verá de manera más clara dentro de unos 13 a 18 meses, ya que la gente tenga más confianza de salir a la calle, y la Iglesia católica debe estar preparada para atender la demanda.

Explica que la oferta que ofreció la Iglesia en un periodo espiritual tan importante como la Semana Santa, únicamente la recibió entre el 8% y 10% de la gente, particularmente los que están más cerca de la Iglesia, los que van a misa. “Pero dentro de unos meses vamos a presenciar un despertar brutal del sentido religioso, y éste debe encontrarse con una Iglesia testigo, con una Iglesia que responda a sus inquietudes”.

Benjamín Bravo dice alegrarse cada vez que ve un video de sacerdotes o religiosas de diferentes partes del mundo que se meten a los hospitales, con el riesgo que esto implica, para dar un testimonio de cercanía a los enfermos y a sus familiares, pero lamenta que en México esta presencia no sea tan notoria.

Por ello, coincide con los pensadores del siglo XX, que advirtieron que el siglo XXI no necesitaría de maestros, sino de testigos; “y el Papa ha insistido en que el mejor testigo es el espíritu samaritano, donde el dolor de la gente no pasa de largo”.

¿Qué pueden hacer los sacerdotes?

El padre Benjamín Bravo asegura que si bien todas las diócesis mexicanas cuentan con una estructura para hacer bajar la ayuda a quien la requiere, los párrocos están acostumbrados a que se les diga “desde arriba” lo que tienen que hacer “allá abajo”, por lo que en este momento es fundamental que el laicado más despierto busque a sus sacerdotes y les facilite los procesos para poder llevar ayuda a la comunidad en esta emergencia.

“El prestigio lo seguimos teniendo los sacerdotes; la gente nos sigue teniendo confianza. Con que el sacerdote diga ‘vamos a reunir aquí afuera de la parroquia comestibles para organizarlos y llevarlos a la gente que se ha quedado sin trabajo o que está pasando por una situación difícil’, los laicos responderían. Pero se necesita la figura del presbítero, que dé la cara para que el laicado haga su parte”.

La Iglesia tiene una gran oportunidad

Para Benjamín Bravo, ahora es la gran oportunidad de la Iglesia, pero no percibe que haya muchas iniciativas por parte de los párrocos. Algunos se organizan –dice– para transmitir por internet la misa o dar la bendición con el Santísimo, “pero esto es unidireccional; no estamos dejando entrar a las parroquias el clamor de la gente”.

“Ahorita a nadie le sobran diez comidas, pero si el párroco convoca, sería una oportunidad brutal para ofrecer a la gente que no tiene, incluso, hasta sus tres comidas diarias. Basta con que él ponga una mesa en la puerta del templo y ahí, que la gente que pueda, deje comida, y los que no tienen, que pasen a servirse dos o tres tacos. Y que un laico vigile desde lejos… en fin, hay tantas maneras de ayudar”.

Sobre el papel de los empresarios que desean ayudar en la emergencia, el sacerdote explica que recientemente tuvo una reunión con un grupo de ellos, lo cual le dejó ver que hay una gran disposición y organización, pero –dice- eso es del “techo para arriba”, ahora falta ver quién puede canalizar la ayuda del “techo para abajo”, y ahí los párrocos pueden tomar el liderazgo para ayudar en este momento de crisis.

 

Foto: EFE

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