La universidad con la que sueña el Papa: una mezcla del lenguaje de la mente, del corazón y de las manos

  • Francisco ha recibido en el Vaticano al congreso de la Federación Internacional de las Universidades Católicas
  • “Hay que preparar a los jóvenes para que lleguen a ser no solo profesionales, sino protagonistas del bien común, líderes creativos y responsables”

El Papa, en la rueda de prensa durante el vuelo de regreso de Dublín/EFE

El papa Francisco ha recibido en audiencia hoy, 4 de noviembre, a los participantes en el congreso de la Federación Internacional de las Universidades Católicas (FIUC), que se celebra en Roma con el tema ‘Nuevas fronteras para los líderes universitarios. El futuro de la salud y el ecosistema de la Universidad’. Durante su discurso, ha hecho alusión al “desafío sin precedentes” a los que se enfrentan las Universidades actuales ante “el desarrollo de las ciencias, de la evolución de las nuevas tecnologías y de las exigencias de la sociedad”, que exigen a las instituciones académicas “dar respuestas adecuadas y actualizadas”.

En este sentido, Francisco ha subrayado que una educación reducida a impartir conocimientos técnicos “se convierte en una alienación” de la misma, ya que “creer que se puede transmitir un conocimiento que se abstrae de su dimensión ética sería como renunciar a educar”. Es necesario, por ello, “superar el legado de la Ilustración”, ya que educar, “sobre todo en las universidades”, no es sólo “llenar la cabeza de conceptos”, sino que se necesitan “tres lenguajes: el de la mente, el del corazón y el de las manos, de manera que se piense en armonía con lo que se siente y se hace; se sienta en armonía con lo que se piensa y se hace y se haga en armonía con lo que se siente y se piensa”.

“La vocación misma de la Universidad, en especial la tarea de los profesores de enseñar, investigar y preparar a las generaciones jóvenes para que lleguen a ser no solo profesionales cualificados en las distintas disciplinas”, ha recalcado el Papa, sino también “protagonistas del bien común, líderes creativos y responsables de la vida social y civil con una visión correcta del hombre y del mundo”. Por ello, las universidades “deben preguntarse acerca de la contribución que pueden y deben dar para la salud integral del hombre y para una ecología solidaria”.

Proyectos fructíferos para el hombre

Asimismo, Francisco ha apuntado la importancia de la “interdisciplinariedad, la cooperación internacional y el intercambio de recursos son elementos importantes para que la universalidad se traduzca en proyectos solidarios y fructíferos en favor del hombre, de todos los hombres y también del contexto en el que ellos crecen y viven”.

Del mismo modo, aludiendo al tema del congreso, que es la formación de los líderes de las Universidades, Francisco apostilló la importancia de “invertir el tiempo académico” con el fin de desarrollar “no sólo la mente, sino también el corazón” y “la conciencia y las habilidades prácticas del estudiante”. 

“El conocimiento científico y teórico debe ser amasado con la sensibilidad del estudioso e investigador para que los frutos del estudio no sean adquiridos en un sentido autorreferencial, sólo para afirmar la propia posición profesional, sino que sean proyectados en un sentido relacional y social”, ha afirmado el Papa. “En última instancia, así como todo científico y todo hombre de cultura tiene la obligación de servir más, porque sabe más, así también la comunidad universitaria, especialmente si es de inspiración cristiana, y el ecosistema de las instituciones académicas deben responder en su conjunto a la misma obligación”.

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