La Iglesia en Chile busca construir ambientes sanos y seguros

Pilar Ramírez, directora ejecutiva del Departamento Nacional de Prevención de Abusos de la Conferencia Episcopal chilena -creado por indicación del arzobispo Scicluna hace poco más de un año-, es  entrevistada por primera vez

En agosto del año pasado, la Conferencia Episcopal de Chile creó el Departamento Nacional de Prevención de Abusos y designó a la abogada Pilar Ramírez como su directora ejecutiva. Entrevistada por el diario La Tercera, informa que “a partir de enero de 2019 hemos recibido 24 denuncias por abuso sexual a menores de edad y 13 denuncias por abuso sexual a mayores de edad”. Agrega que “el Departamento de Prevención se relaciona con la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF), a través de las vías propias para estos fines”.

A la pregunta por los plazos para las investigaciones, Pilar afirma que “sobre las investigaciones previas, el Papa Francisco señaló en su carta apostólica “Vos Estis Lux Mundi” que éstas no deberían durar más de 90 días. Cada autoridad competente establece el período de tiempo en que se desarrollará este tipo de investigaciones preliminares. En aquellas denuncias por abuso sexual de menores de edad cometidos por clérigos, esta información debe ser derivada a la CDF, y ese organismo decide, a partir de los antecedentes recibidos y otros elementos, si dicha congregación realizará un proceso canónico o si se solicitará a la autoridad en Chile llevar a cabo dicho proceso. Para esta última etapa no existen criterios de tiempo establecidos”.

Caja de Pandora

Allí, en la Congregación para la Doctrina de la Fe, trabajan el arzobispo maltés Charles Scicluna y el sacerdote Jordi Bertomeu, quienes viajaron dos veces a Chile, a comienzos del 2018. Inmediatamente después de la visita del Papa Francisco en la que dejó un triste recuerdo por su defensa del obispo Juan Barros, les envió en misión para escuchar a los denunciantes de Fernando Karadima y conocer mejor las acusaciones al obispo Barros.

Scicluna dijo entonces que “abrió una caja de Pandora”.

La lectura del “Informe Scicluna” movió al Papa a llamar a los obispos chilenos a la Santa Sede. Allí les leyó un documento de 10 páginas, ahora difundido en su libro “Cartas de la tribulación”, en el que les dice que la iglesia en Chile “dejó de mirar y señalar al Señor para mirarse y ocuparse de sí misma”. Y luego les insta: “es urgente abordar y buscar reparar en el corto, mediano y largo plazo este escándalo para restablecer la justicia y la comunión”. Todavía más adelante les indica: “Sería irresponsable de nuestra parte no ahondar en buscar las raíces y las estructuras que permitieron que estos acontecimientos concretos se sucedieran y perpetuasen”.

Aunque los obispos entregaron sus renuncias y el Papa aceptó algunas llegando a un tercio de las diócesis que actualmente tienen administrador apostólico, la búsqueda de las raíces y estructuras que permitieron esos escándalos, aún está pendiente.

Escuchar a las víctimas

La segunda visita de la ‘misión Scicluna’ promovió la creación de un organismo de escucha a las víctimas y de prevención de abusos. El departamento a cargo de Pilar Ramírez, realiza cursos en las diócesis, mantiene relación con la Conferencia de Religiosas y Religiosos (CONFERRE) y fomenta medidas de prevención, además de ser el órgano oficial para recibir denunciar y escuchar a víctimas.

Después del encuentro de protección de menores, realizado en Roma a comienzos del año, “sus temáticas han sido profundizadas tanto por los obispos como por el Consejo Nacional de Prevención. Sin duda, las reflexiones y los testimonios que se conocieron continúan desafiando e impulsando el caminar de quienes trabajamos en la Iglesia por ambientes sanos y seguros”, asegura Pilar.

La directora ejecutiva fue coordinadora del Consejo de Prevención de abusos y acompañamiento a víctimas de la Conferencia Episcopal. Tiene, además, varios años de experiencia en la Pastoral social con niños y jóvenes vulnerados, experiencia que la tuvo durante 3 años como miembro del equipo de Apoyo a la Comisión Pastoral Infancia en Riesgo, del Departamento  Justicia y Paz, en el CELAM.

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