Francisco, en la misa en Bulgaria: “Hemos llegado a anunciar a Dios de tal manera que para muchos no es sinónimo de amor”

El papa Francisco, en su viaje a Bulgaria

“Uno de los grandes dolores y obstáculos que experimentamos hoy no nace tanto de comprender que Dios sea amor, sino de que hemos llegado a anunciarlo y testimoniarlo de tal manera que para muchos este no es su nombre”. Así lo ha expresado el papa Francisco durante su homilía en la misa en la plaza Knyaz Alexandar I de Sofía (Bulgaria).

En el mismo sentido, el Papa ha recordado que “ser cristiano es una invitación a confiar que el amor de Dios es más grande que toda limitación o pecado”. Y ha aseverado que, “si nos dejamos guiar por su amor, hace de nuestras vidas obras de arte”.

Jorge Mario Bergoglio ha recordado durante su alocución que hay “tres realidades estupendas que marcan nuestra vida de discípulos: Dios llama, Dios sorprende y Dios ama”. En torno a estas tres ideas ha desarrollado su sermón en el último acto del primer día de su visita a la periferia europea, que continuará mañana en Bulgaria y concluirá el martes con su visita a la capital de Macedonia del Norte.

No al siempre se ha hecho así

“El Señor sabe lo fuerte que es para nosotros la tentación de volver a las cosas de antes. En la Biblia, las redes de Pedro, como las cebollas de Egipto, son símbolo de la tentación de la nostalgia del pasado, de querer recuperar algo que se había querido dejar. Frente a las experiencias de fracaso, dolor e incluso de que las cosas no resulten como se esperaban, siempre aparece una sutil y peligrosa tentación que invita a desanimarse y bajar los brazos”, ha afirmado.

Y ha continuado: “Es la psicología del sepulcro que tiñe todo de resignación, haciendo que nos apeguemos a una tristeza dulzona que, como polilla, corroe toda esperanza”.

Recordando la llamada de Jesús a Pedro y el fracaso de este último, Bergoglio ha indicado que “el Señor no espera situaciones ni estados de ánimo ideales, los crea. No espera encontrarse con personas sin problemas, sin desilusiones, pecados o limitaciones”. De hecho, “Él mismo enfrentó el pecado y la desilusión para ir al encuentro de todo viviente e invitarlo a caminar. Hermanos, el Señor no se cansa de llamar. Es la fuerza del Amor que ha vencido todo pronóstico y sabe comenzar de nuevo”, ha apuntado.

Un corazón joven

Y es que “en Jesús, Dios busca dar siempre una posibilidad. Lo hace así también con nosotros: nos llama cada día a revivir nuestra historia de amor con Él, a volver a fundarnos en la novedad, que es Él mismo. Cuando lo acogemos, subimos más alto, abrazamos nuestro futuro más hermoso, no como una posibilidad sino como una realidad. Cuando la llamada de Jesús es la que orienta nuestra vida, el corazón se rejuvenece”, ha recalcado.

Por otro lado, ha incidido en que Dios sorprende. “Es el Señor de las sorpresas que no solo invita a sorprenderse sino a realizar cosas sorprendentes. Es el Señor de las sorpresas que rompe los encierros paralizantes devolviendo la audacia capaz de superar la sospecha, la desconfianza y el temor que se esconden detrás del “’siempre se hizo así'”. Asimismo, ha hecho hincapié en que “su lenguaje es el amor”.

Por último, Francisco ha recordado a “tantos testigos de la Pascua en esta tierra bendita” que “han realizado obras maestras magníficas, inspirados por una fe sencilla y un gran amor”. Por eso, “hoy estamos invitados a mirar y descubrir lo que el Señor hizo en el pasado para lanzarnos con Él hacia el futuro sabiendo que, en el acierto o en el error, siempre volverá a llamarnos para invitarnos a tirar las redes”.

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