El Papa destaca “la promoción del diálogo ecuménico” por parte de Juan XXIII en el regina coeli desde Bulgaria

El papa Francisco, en su viaje a Bulgaria

“La experiencia diplomática y pastoral de Juan XXIII en Bulgaria dejó una huella tan fuerte en su corazón de pastor que lo llevó a promover en la Iglesia la visión del diálogo ecuménico, que tuvo un impulso notable en el Concilio Vaticano II”. De esta manera, el papa Francisco ha recordado al ‘Papa bueno’ antes de la oración del regina coeli desde la plaza de San Alexander Nevsky de Sofía (Bulgaria).

El Papa ha rezado la plegaria mariana tras salir de la catedral patriarcal de San Alexander Nevsky, donde Francisco ha orado, en silencio, ante el altar dedicado a los santos Cirilo y Metodio. Durante el regina coeli, Jorge Mario Bergoglio ha puesto en valor el talante ecuménico de su predecesor, el papa Roncalli –”a quien vosotros llamáis ‘el santo búlgaro'”–.

Para Francisco, Juan XXIII es “un santo pastor cuya memoria está particularmente viva en esta tierra, donde él vivió desde 1925 hasta 1934. Aquí aprendió a valorar la tradición de la Iglesia oriental, manteniendo relaciones de amistad con las otras confesiones religiosas”. Y es que, en cierto sentido, “debemos agradecerle a esta tierra su sabia e inspiradora intuición”.

El diálogo como camino

Bergoglio ha destacado que Bulgaria, pese a ser un país ortodoxo, es “una encrucijada donde se encuentran y dialogan distintas expresiones religiosas”. De hecho, ha indicado que “la grata presencia en este encuentro de los representantes de esas distintas comunidades, muestra el deseo de todos por recorrer la senda, cada día más necesaria ‘de asumir la cultura del diálogo como camino; la colaboración común como conducta; el conocimiento recíproco como método y criterio’ (Documento sobre la fraternidad humana, Abu Dabi, 4 febrero 2019)”.

Al comienzo de su discurso, Francisco ha clamado al cielo: “¡Cristo ha resucitado, verdaderamente ha resucitado!”. Pues, “con estas palabras, los cristianos —ortodoxos y católicos— de estas tierras de Bulgaria se saludan desde tiempos antiguos durante el tiempo pascual”. Dichas palabras “expresan la gran alegría por la victoria de Jesucristo sobre el mal y sobre la muerte. Son una afirmación y un testimonio del corazón de nuestra fe”, ha añadido.

Por último, antes de retirarse a la nunciatura apostólica de Sofía para comer, ha mirado al cielo y ha continuado: “Nos dirigimos ahora a la Santísima Virgen María, Reina del cielo y de la tierra, para que interceda ante el Señor Resucitado, y conceda a esta amada tierra el impulso necesario para ser tierra de encuentro; en la que, más allá de las diferencias culturales, religiosas o étnicas os sigáis reconociendo y valorando como hijos y hermanos de un mismo Padre”.

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